Irradia, emisión del 14 de mayo de 2023

Irradia, emisión del 14 de mayo de 2023

Irradia, emisión del 14 de mayo de 2023
Transmitido por RCJ y CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
VI Domingo de Pascua

           “El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése me ama.” Juan 14, 21

(Música, Habita en mí, Luciérnaga)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Habita en mí, Luciérnaga)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Iglesia Metropolitana Catedral de Santiago de Cuba.

Con voz de júbilo anúncienlo, que se oiga, que llegue a todos los rincones de la tierra. El Señor ha liberado a su pueblo. Aleluya

Dios Todopoderoso, concédenos continuar celebrando con incansable amor estos días de tanta alegría, en honor del Señor resucitado, y que los misterios que hemos venido conmemorando, se manifiesten siempre en nuestras obras. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, dondequiera que se encuentren. Una alegría y un gozo como siempre, poder compartir con ustedes la Palabra de Dios en esta mañana de domingo, en este VI Domingo de Pascua. Como vamos avanzando por este tiempo en que celebramos de manera particular a Jesús resucitado. Así como hicimos en la Cuaresma, el camino doloroso del Señor, vamos haciendo el camino gozoso de esta primera comunidad cristiana que se encuentra con Cristo Resucitado. Presente en medio de ellos, con una misión de anunciarlo, de ir al mundo entero, de dar al mundo la buena noticia de que hemos sido rescatados, redimidos, salvados, que somos hijos de Dios, que ya no estamos solos.

Qué alegría poder compartir con ustedes un domingo más esta mañana.

En la celebración de hoy se nos informa sobre la expansión inicial de la Iglesia, porque el diácono Felipe ha conquistado para la nueva fe la región de Samaria. Los apóstoles Pedro y Juan fueron a confirmar a la comunidad, y a conferir a sus miembros el espíritu Santo. Por su parte San Juan nos recuerda que Jesús rogó al Padre, para que el Espíritu de la Verdad estuviera siempre con quienes lo aman y cumplen sus mandamientos. San Pedro nos exhorta a vivir el misterio pascual de Cristo, que murió en su cuerpo y resucitó glorificado.

El evangelio de este VI domingo de Pascua está tomado del evangelista san Juan, capítulo 14, versículos del 15 al 21.

(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 14, 15 – 21)

En las lecturas de este tiempo pascual, siempre la primera va a ser del libro de los Hechos de los Apóstoles, este libro que nos narra la vida de la primera comunidad cristiana, la comunidad de Jerusalén, cómo vivían los primeros cristianos. Pero también cómo la fe, a través de ellos se va extendiendo, de muchas maneras y formas diferentes. Con el anuncio, con el testimonio de la Palabra que se anuncia sin temor; allí donde mismo vieron a Jesús cargar con la cruz, allí mismo los apóstoles y los discípulos anunciarán a Cristo muerto y resucitado, vencedor del mal y de la muerte. Pero también con sus obras, viviendo conforme a la fe que profesan.

El libro de los Hechos de los Apóstoles nos va a presentar cómo, aquella comunidad no va a ser más que su Maestro, y si su Maestro fue perseguido, ellos también serán perseguidos, serán martirizados. El primer diácono Esteban, y a partir de ese momento se va a desatar la persecución contra los cristianos. Tendrán que irse, muchos escaparán, huirán, y aquello que parecía un mal y realmente es un mal; pero como expresaba, y creo no equivocarme, san Ignacio de Loyola, Dios escribe derecho con renglones torcidos. Y todos estos hombres que se fueron, que abandonaron Jerusalén en ese momento tan difícil, fueron predicando y anunciando la palabra de Dios a otros lugares. Así que, los que querían acabar con el nombre de Jesús, lo que hicieron fue facilitar que el nombre de Jesús fuera conocido más allá de Jerusalén, dondequiera que llegaban.

Felipe, el apóstol, en la primera lectura va a predicar a Samaria. Allí es escuchada la palabra del Señor, pero es escuchada porque Felipe la acompaña de los signos, la acompaña de su vida, la acompaña del testimonio. Y aquellos hombres y mujeres, abren el corazón a Cristo, de tal manera que los hermanos de Jerusalén, van a mandar a Pedro y a Juan para que vean qué es lo que está sucediendo y ellos, al darse cuenta cómo la palabra de Dios ha penetrado en los corazones de aquellos que han escuchado a Felipe, rezan e imponen las manos para que el Espíritu Santo descienda sobre ellos y los fortalezca para que puedan dar testimonio del Señor.

A lo largo de todo este tiempo de Pascua el evangelio va a ser, el evangelio del evangelista san Juan, el más joven de los apóstoles, el único que estará a los pies de la cruz de Jesús en medio de aquella ola de odio que los envolvió en un momento determinado. El apóstol que recibirá a María, porque Jesús se la entregará. Ahí tienes a tu Madre. Y María lo recibirá. Ahí tienes a tu hijo. Y en él fuimos recibidos todos, y en él todos recibimos a María como madre, a los pies de la cruz de Jesús.

En el Evangelio de hoy, el fragmento que nos propone la liturgia, comienza diciéndole Jesús a sus discípulos, si me aman cumplirán mis mandamientos. Y me viene siempre a la mente un refrán, los refranes son parte de la sabiduría popular. Esa sabiduría que se va adquiriendo a lo largo de la historia y que dice, que obras son amores y no buenas razones. Jesús lo dice a lo largo del evangelio de otras maneras distintas, no todo el que dice Señor, Señor entrará en el Reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre. Ahora dice el que me ama cumple mis mandamientos. No basta decir que amamos a Jesús, sino lo seguimos, no basta decir que somos cristianos sino nos comportamos como cristianos.

Él es el camino, la verdad y la vida. ¿Qué significa comportarse como cristianos? Significa vivir conforme el Señor nos enseña, y lo primero son los mandamientos. Y el primero de todos, el mandamiento nuevo. Ámense los unos a los otros como yo los he amado. Eso será como el cimiento para poder cumplir los demás mandamientos, porque si nos fijamos en los mandamientos de la ley de Dios, los tres primeros se refieren al Señor. Amar a Dios sobre todas las cosas, no tomar el nombre de Dios en vano, santificar las fiestas; es algo que tenemos que tener muy presente, porque nos vamos olvidando y lo vamos dejando a un lado, y por cualquier razón dejamos de santificar las fiestas que es, participar en misa todos los domingos y fiestas de guardar. Escuchar la misa completa todos los domingos siempre que se pueda, desde en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, hasta que el padre nos da la bendición y llega a la sacristía, sin salir en estampida al final de la misa, dejando al sacerdote prácticamente solo haciendo el recorrido del canto final.

Todos los demás mandamientos, se refieren a las relaciones entre nosotros. No robarás, no desearás la mujer de tu prójimo, no codiciarás los bienes ajenos, no mentirás, no utilizarás al otro de ninguna manera. Se refiere a las relaciones interpersonales, cómo tenemos que vivir ese mandamiento de amarnos, que es respetarnos, que es acompañarnos, que es no hacer nada que nos pueda dañar. Como decía en una película que vi hace muchos años, de una pareja en la que tuvieron sus desavenencias como todas las parejas y él le pidió perdón a ella, y ella le dijo, amar es no tener que pedir nunca perdón, y eso se me ha quedado en la mente, y es verdad. Cuando amamos tenemos que comportarnos de tal manera con el otro, con los otros, que no tenga nunca que pedir perdón porque no he obrado rectamente.

Los mandamientos son eso. Por eso los mandamientos son para los cristianos, pero son también para los que no son cristianos, para los que no son creyentes, porque lo que nos piden es que seamos capaces de convivir los unos con los otros. Respetándonos, ayudándonos, considerándonos, no haciendo nada que nos pueda dañar, para que podamos vivir en paz. Eso son los mandamientos y Jesús dice claramente, si me aman cumplirán mis mandamientos.

Entonces, ¿queremos saber si amamos a Jesús? Sencillamente preguntémonos, ¿cumplo los mandamientos? ¡Conozco los mandamientos de la ley de Dios? Porque también eso es importante. Soy capaz, como hacíamos en mi tiempo cuando éramos niños e íbamos a la catequesis, de repetir los mandamientos. El primer mandamiento a amar a Dios sobre todas las cosas, el segundo no jurar su santo nombre en vano, etc., etc. Sino estoy seguro buscar en el catecismo, preguntar al sacerdote, a la religiosa, al catequista, aprender los mandamientos, cuáles son los mandamientos… Entonces podré contestarme, ¿amo a Jesús? ¿Cumplo sus mandamientos?

Qué es difícil. Por supuesto. La convivencia siempre es difícil, siempre es difícil, por eso el Señor nos dice no los dejaré desamparados, porque Él estará con nosotros. Ustedes sí me verán, el mundo no me verá, pero ustedes sí me verán, porque yo permanezco vivo. El Señor me da la fuerza para poderlo cumplir, porque el Señor no nos pide nada para lo cual no nos dé las gracias necesarias, suficientes para poder llevarlo adelante. El Señor no pide imposibles.

También nos promete el Espíritu Santo, yo le rogaré al Padre y Él les dará otro Paráclito, para que esté siempre con ustedes, el Espíritu de la Verdad, para que sigan el Camino, la Verdad y la Vida. Es un camino difícil, pero es un camino posible, es un camino en el que no estamos solos, en el que el Señor está con nosotros, en que derrama el Espíritu Santo. Las lecturas de hoy repiten, una y otra vez, el Espíritu Santo que por la imposición de las manos de Pedro y de Juan, descendió sobre los que aceptaron el evangelio en Samaria. El Espíritu Santo del que nos habla Pedro en su primera carta. Ese Espíritu Santo que nos ayudará a hacer el bien, aunque estemos en momentos de padecimiento. Mejor es padecer haciendo el bien, que padecer haciendo el mal.

El Espíritu Santo que nos ayudará a vivir conforme a los mandamientos, a la ley natural, aquello que tenemos que vivir para poder convivir. No es solamente vivir, para poder convivir. El evangelio de hoy termina diciéndonos, el que acepta mis mandamientos y los cumple, ese me ama, al que me ama a mí lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él. Entonces hermanos, confiados, llenos de alegría, sabiendo que no estamos solos, que el Señor está vivo, que está presente en medio de nosotros, que nos envía el Espíritu Santo.

Acojamos esos mandamientos de la ley de Dios y esforcémonos por vivir conforme a ello, manifestando así nuestro amor al Señor que derrama su gracia, su bendición y su amor constantemente sobre nosotros.

Que así el Señor nos lo conceda.

(Música, Permanezcan en mi amor, Dumas y Mary)

Ahora hermanos, presentemos nuestras súplicas a Dios nuestro Padre, que siempre nos escucha y siempre nos responde.

Primero pidamos por la Iglesia, de la que formamos parte todos y cada uno de nosotros, para que viviendo conforme a los mandamientos de la ley de Dios, manifestemos así nuestro amor a Él, y llevemos ese amor al corazón de todos aquellos con quienes nos encontramos y a quiénes anunciamos la Buena Nueva, que es Cristo muerto y resucitado. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los que sufren y se desesperan ante las dificultades de la vida, para que puedan encontrar en Cristo consuelo, fortaleza y esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los difuntos, de manera particular aquellos a los que nadie recuerda en sus oraciones, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que nos abramos a la gracia, a la fuerza, a la luz del Espíritu Santo y él nos ayude a vivir conforme a los mandamientos de Dios.  Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que Tú conoces. Te las presentamos por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oremos hermanos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén

No quiero terminar este encuentro dominical sin felicitar a todas las madres. Segundo domingo de mayo, Domingo de las Madres. Teniendo en cuenta que el domingo de las madres no es sólo el segundo domingo de mayo, el día de las madres son todos los días, porque las madres están todos los días para nosotros siempre que las necesitamos. Entonces, demostrémoselo cada día; quizás no de manera particular no tengamos un regalo espectacular que hacerle, pero el regalo más grande es que podamos estar con ellas, darles un beso, felicitarlas temprano en la mañana y si es posible acompañarlas todo el día. ¿Qué no tenemos un almuerzo espectacular? No importa, lo importante es estar juntos.

Este domingo como siempre les pido, que lo pasen en familia, que lo aprovechen. Aprovéchenlo para estar con sus madres, también con sus abuelas, con sus tías, con aquellas que no son madres físicas pero toda mujer es madre en el fondo de su corazón. Entonces, pasemos con las madres dela familia este día, para compartirlo con ellas, acojamos a nuestros amigos, que quizás están lejos de sus madres y las extrañan y sus madres los extrañan a ellos. Entonces acojamos a los amigos que extrañan a sus madres, acojamos a las madres que extrañan a sus hijos porque están lejos. Compartamos nuestra alegría y nuestro gozo también con ellas. Así un abrazo bien grande, y un beso bien grande para todas las madres y que la Virgen nuestra Madre, las bendiga, las acompañe, las fortalezca y les ayude a seguir cumpliendo su misión de ser signo del amor de Dios en medio de este mundo

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros, de manera particular sobre las madres y nos acompañe siempre. Amén.

Les ha hablado el padre Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección general, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo. Irradia…

(Música, Gracias Mamá, Natty Blanco)

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