TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA

TRAS LAS HUELLAS DE CLARET EN CUBA

AÑO 1854

Día 20. Manda y dispone en su cuarta Carta Pastoral celebrar una Novena o también un Tríduo para acompañar al Papa Pío IX en la proclamación del Dogma de la Inmaculada.

Hoy solicita del Papa que apruebe el noviciado realizado por M. París y compañeras y que le conceda a él la facultad de recibir su profesión, ya que no puede ir a hacerlo ninguna monja profesa de Tarragona. Igualmente pide facultad para introducir algún cambio en su normativa, de acuerdo con las exigencias del clima, etc. (1043ss)

Publica una circular al clero y a los fieles para que, en cumplimiento de disposiciones llegadas de Roma, acompañen con sus oraciones al Papa Pío IX en la próxima definición de la Inmaculada Concepción (I, 1046ss)

AÑO 1855

Día 20. Aprueba al P. Antonio Barjau su plan de viajar a la Península, pero le recuerda que no sea la salida del humo, y que, por tanto, deje todo bien organizado en el Seminario San Basilio Magno.

AÑO 1856

Día 20. Escribe una carta muy sentida a su amigo del alma el Obispo de Urgel. Por esta carta descubrimos el mundo interior del Arzobispo Claret en aquellos días. “Muy señor mío y apreciadísimo hermano: He sabido que Dios nuestro Señor había dispuesto el que se levantase el destierro; doy muchas gracias a Dios. Bien sabe usted que nada hay casual si no que todo está dispuesto en número, peso y medida. Lo que importa es pedir a Dios que nos dé a conocer su Santísima Voluntad para cumplirla. Y me parece que Dios me ha dado a conocer lo que sucederá en materia de Religión… Se van acercando días de grande tribulación… Tres cosas hemos de hacer: 1°. Oración; hacerla nosotros y enseñarla hacer a los demás. 2°. Predicación, es decir, catequizar, exhortar, predicar; y enseñar a los clérigos celosos que lo hagan. 3°. Hemos de hacer imprimir y reimprimir libros buenos. No dejar perder la Librería Religiosa” (I, 1273).

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