MES DE LA BIBLIA

MES DE LA BIBLIA

LECTURA PERSONAL DEL EVANGELIO DE SAN MATEO
ALGUNAS ORIENTACIONES

Busca el mejor momento del día y el mejor lugar de la casa para leer atentamente un capítulo de este Evangelio.

Hago silencio, exterior e interior. Contemplo al Señor que me quiere, me acoge, me escucha, me habla…

¡!!ESPECIAL ATENCION!!!

En cada capítulo del Evangelio, pongo especial atención y me fijo en:
1. LO QUE DICE JESUS: sus palabras, sus expresiones, su MENSAJE.
2. LO QUE HACE JESUS: sus gestos, sus miradas, sus modos de actuar y comportarse con la gente…, sus sentimientos…
3. LO QUE ME DICE A MI HOY ESTA CAPITULO DEL EVANGELIO: Mensaje para mi vida, para mi situación personal, familiar, laboral, social, económica, en la comunidad…

Y UN PEQUEÑO COMPROMISO para la vida después de la lectura de cada Capítulo del Evangelio de San Mateo.
Y doy gracias al Señor por haber recibido el mensaje de su Palabra.

Evangelio según Mateo
Capítulo 20

Parábola de los obreros de la viña

1 »Porque el reino de los cielos es semejante a un hacendado que salió muy de mañana para contratar obreros para su viña. 2Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3Salió después como a la hora tercera, y vio parados en la plaza a otros que estaban sin trabajo; 4y a estos les dijo: “Vayan también ustedes a la viña, y les daré lo que sea justo”. Y ellos fueron. 5Volvió a salir como a la hora sexta y a la novena, e hizo lo mismo. 6Y saliendo como a la hora undécima, encontró a otros parados, y les dijo*: “¿Por qué han estado aquí parados todo el día sin trabajar?”. 7Ellos le dijeron*: “Porque nadie nos ha contratado”. Él les dijo*: “Vayan también ustedes a la viña”.

8 »Al atardecer, el señor de la viña dijo* a su mayordomo: “Llama a los obreros y págales su jornal, comenzando por los últimos y terminando con los primeros”. 9Cuando llegaron los que habían sido contratados como a la hora undécima, cada uno recibió un denario. 10 Cuando llegaron los que fueron contratados primero, pensaban que recibirían más; pero ellos también recibieron un denario cada uno. 11Y al recibirlo, murmuraban contra el hacendado, 12diciendo: “Estos últimos han trabajado solo una hora, pero usted los ha hecho iguales a nosotros que hemos soportado el peso y el calor abrasador del día”.

13 »Pero respondiendo el hacendado, dijo a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿no conviniste conmigo en un denario? 14Toma lo que es tuyo, y vete; pero yo quiero darle a este último lo mismo que a ti. 15¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo que es mío? ¿O es tu ojo malo porque yo soy bueno?”. 16Así, los últimos serán primeros, y los primeros, últimos».

Jesús anuncia Su muerte por tercera vez

17 Cuando Jesús iba subiendo a Jerusalén, tomó aparte a los doce discípulos, y por el camino les dijo: 18«Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y escribas, y lo condenarán a muerte; 19y lo entregarán a los gentiles para burlarse de Él, lo azotarán y crucificarán, pero al tercer día resucitará».
Petición de los hijos de Zebedeo

20 Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y postrándose ante Él, le pidió algo. 21Jesús le preguntó: «¿Qué deseas?». Ella le dijo*: «Ordena que en Tu reino estos dos hijos míos se sienten uno a Tu derecha y el otro a Tu izquierda». 22Pero Jesús dijo: «No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que Yo voy a beber?». Ellos respondieron*: «Podemos». 23Él les dijo*: «Mi copa ciertamente beberán, pero el sentarse a Mi derecha y a Mi izquierda no es Mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado por Mi Padre».

24 Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. 25Pero Jesús, llamándolos junto a Él, dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. 26No ha de ser así entre ustedes, sino que el que entre ustedes quiera llegar a ser grande, será su servidor, 27 y el que entre ustedes quiera ser el primero, será su siervo; 28así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar Su vida en rescate por muchos».

Curación de dos ciegos de Jericó

29 Al salir de Jericó, una gran multitud siguió a Jesús. 30Y dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que Jesús pasaba, gritaron: «¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!». 31La gente los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban más aún: «¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros!».

32 Y deteniéndose Jesús, los llamó y les dijo: «¿Qué quieren que Yo haga por ustedes?». 33Ellos le respondieron*: «Señor, deseamos que nuestros ojos sean abiertos». 34Entonces Jesús, movido a compasión, tocó los ojos de ellos, y al instante recobraron la vista, y lo siguieron.

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