Creciendo en todo tiempo

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Talleres para catequistas adolescentes y juveniles en tiempo de pandemia

Desde hace algunos años, la Comisión de catequesis de la diócesis, ha tomado como prioridad la formación de los catequistas adolescentes y juveniles. Varios talleres y encuentros realizados desde febrero del 2019, fecha en la cual se congregaron por primera vez, han han procurado contribuir al crecimiento humano y espiritual de estos jóvenes, ofreciéndoles a su vez herramientas para un mejor desempeño en la catequesis. Sin embargo, al comenzar el confinamiento por causas epidemiológicas, se nos planteó el reto de cómo seguir acompañando a estos muchachos en su formación personal y catequética. Fue entonces que recurrimos a los talleres virtuales, aprendiendo sobre todo con ellos mismos, que obviamente son más duchos en las nuevas tecnologías.

El primer taller lo realizamos conjuntamente con el Programa Ética y Civismo del Centro Loyola y estuvo destinado a la lectura reflexiva de la Encíclica Laudato Si. Basándonos en las experiencias adquiridas en el mismo y en la evaluación realizada por todos los participantes, proyectamos un nuevo taller, esta vez centrado en el  Directorio de catequesis. Para orientar el trabajo utilizamos las mismas fichas preparadas por la Comisión como instrumentos de trabajo y formación para todos los catequistas de la Arquidiócesis, pero adecuadas al grupo etario y a la virtualidad. Comenzamos el trabajo a mediados de abril y en julio llegamos al final de la reflexión orientada y compartida a través de WhatsApp.

La experiencia ha sido muy positiva, sobretodo a nivel de profundidad y seriedad de lo reflexionado, seguro que hay mucho aún por profundizar y sobre todo por vivenciar. Lo experimentado por estos jóvenes en el estudio del Directorio puede ser útil para apoyar grupos de reflexión entre los catequistas de sus comunidades, así mismo la experiencia que los catequistas puedan trasmitirles ayudarán a complementar lo  adquirido en este taller virtual. Pronto, Dios mediante, el reto será para todos los miembros de nuestras comunidades que hemos de catequesis.

Compartimos el testimonio de cinco juveniles quienes participaron en los dos talleres virtuales realizados en este período, ya hemos formado una comunidad no solo en la virtualidad sino sobre todo en el acompañamiento y sobre todo en la oración. Serán sus propias palabras que nos ayuden a completar la idea sobre lo anteriormente narrado y sobre todo a proyectar y comprometernos cada vez más con la formación del rostro joven de nuestra iglesia diocesana.

Mi nombre es Ana Daniela Olivera Reyes, tengo 13 años y soy de la comunidad de la Sagrada Familia. Los talleres de Laudato y el Directorio han significado para mí la profundización de conocimientos como el cuidado de nuestra casa común y el papel de la catequesis. Además me han acercado a Dios en estos tiempos difíciles donde no podemos asistir a misas ni realizar las actividades acostumbradas en la catequesis de adolescentes.

Estos talleres además de muchos conocimientos me han reforzado valores como el respeto que merece cualquier persona u objeto, la responsabilidad, la humanidad, la sensibilidad por los problemas que atraviesa nuestra casa común, la humildad, entre otros.

Participar en el Taller de Catequistas Laudato fue una experiencia increíble ya que pude compartir con personas de principios que se han convertido en referentes para mi vida. Todo fue muy bien organizado y a medida que íbamos aprendiendo nos divertíamos con algunos retos y adivinanzas. También fue un espacio de debate donde se intercambiaron opiniones y criterios pero siempre con mucho respeto de la opinión de los demás.

El Taller sobre el Directorio de Catequesis fue otra experiencia extraordinaria en la que participé, me ha aportado valores como la responsabilidad, la honestidad, la creatividad y el sacrificio para ser un mejor ser humano. Como futura catequista me ha abierto un mundo desconocido y me ha aportado herramientas, ideas, criterios para afrontar cuando llegue el momento la esencial tarea de ser catequista.

Para futuras experiencias me gustaría sugerir a la Comisión de Catequesis que extienda estos talleres a la comunidad, que fomente la actividad misionera donde se incluyan personas discapacitadas y sus familias.

Mi nombre es Karla Aguirre Montano, tengo 14 años y soy de la parroquia María Auxiliadora, comunidad la Milagrosa. Ser catequista lo considero un privilegio pues desde mis conocimientos y vivencias tengo la oportunidad de ver como otros aprenden conmigo y yo con ellos. En estos meses de pandemia no se han podido realizar los encuentros para mi formación como catequistas pero eso no nos impidió seguir creciendo como personas. Gracias a la tecnología muchos como yo han tenido la oportunidad de participar en diversos talleres virtuales que fomentan nuestro crecimiento y aprendizaje. Para mi ha sido un placer participar en ellos, no solo estudiábamos y profundizábamos los contenidos sino que también disfrutábamos nuestras actividades virtuales con mucha alegría y fraternidad a través de los juegos y dinámicas para la semana. Aunque estábamos lejos se podía sentir la unión y felicidad de mis compañeros de taller y estoy segura de que ellos también lo sentían. De más está agradecer que tantas personas nos han regalaron su tiempo y dedicación en estos meses, créanme cuando les digo que he crecido como persona, cristiana y catequista. Gracias al Taller Laudato Sí, gracias al taller del Directorio, gracias a nuestros catequistas que nos han acompañado en todo este camino de enseñanza y amor. Espero tener la dicha de poder seguir participando en estos encuentros online. Una vez más: muchas gracias a todos!!!!

Hola. Me llamo Magela Beatriz Acosta Pérez, tengo 15 años. Pertenezco a la parroquia d San Antonio María Claret, de  la comunidad de Sueño. El haber participado en estos talleres, ha dejado en mi una rica experiencia, ya que he aprendido muchísimo y he ampliado algunos conocimientos que tenía. Con el taller “Catequistas Laudato Si”, aprendí que nuestro planeta es nuestra casa común y como tal debemos cuidarla y protegerla. Aunque somos jóvenes, debemos predicar con el ejemplo e inculcar el amor hacia el medio ambiente. Por pequeño que sea nuestro aporte, ayuda y cuenta. Profundizar en el Directorio me ha hecho crecer espiritualmente. Con el análisis de algunos fragmentos del documento que aquí estudiamos, comprendo cada vez más, que mi labor como catequistas consiste en encontrar y mostrar los signos de la acción d Dios ya presentes en la vida de los catecúmenos, y acompañarlos en todo momento.

Soy Fernanda Solís Tames, tengo 15 años y soy miembro de la comunidad de La Sagrada Familia de Vista Alegre. Tanto el taller Catequistas y Laudato si como el del Directorio de catequesis me han aportado mucho de diferentes maneras. La profundización en la encíclica Laudato Si fue muy enriquecedora, personalmente me interesa el tema y poder compartirlo me hizo muy bien. El grupo era muy bueno y me gustó mucho el dinamismo y la creatividad que primaban. También pienso que fueron fundamentales los horarios fijos (se hacía una actividad determinada cada día de la semana) para el buen funcionamiento del proceso. Trabajamos en equipos y esto fue muy bueno aunque quizás se pudo haber mejorado el trabajo en algunos equipos concretos. Por otro lado, en el Taller del Directorio de catequesis, tanto la reflexión como el compartir fue individual, lo que hizo el trabajo más fácil y cómodo y ayudó a un encuentro más personal con el documento. Tratarlo por capítulos me pareció genial. El grupo era bastante más sobrio y tranquilo que como estamos acostumbrados, pero esto ayudó al clima de reflexión. Determinar un límite de tiempo por capítulo hubiera sido mejor. En general me pareció una muy buena alternativa, ya que a diferencia de los talleres presenciales se puede tener un contacto más directo y profundo con los buenísimos documentos eclesiales y en general es más cómodo, aunque se extrañan mucho los amigos y las dinámicas.

Me llamo Harold Enrique Salazar Rincón, soy miembro de la Parroquia Santa Lucía aquí en Santiago de Cuba. Me gustó mucho la idea de participar en estos talleres virtuales, patrocinados e impartidos por los miembros del Centro Loyola, porque conocí de manera más profunda los elementos de la creación y las acciones humanas la cuidan y también la destruyen. Hay que partir de la idea que Laudato Si es una encíclica del Papa Francisco publicada en el 2015, en la cual él nos adentra en los problemas que existen en nuestra “Casa Común” y sus posibles soluciones. Lo más significativo de ese taller fue  dividirnos por Comisiones (la mía fue  la Comisión de Espiritualidad, que me pega mucho) y tratar de una forma más privada y en dinámica de chats los puntos más importantes de esta Encíclica, y luego en el grupo grande podíamos apreciar de manera más resumida los trabajos de las distintas comisiones. Y no puedo olvidar las adivinanzas y trabalenguas de los domingos que no hay palabras para describir esa alegría que se contagiaba. Me quedé sorprendido al finalizar el mismo, con la visita en mi casa de las personas que impartieron el taller y la propuesta de participar en un curso Laudato Si, promovido por el Movimiento católico internacional por el clima. Este era con personas más grandes que nosotros y de todo Santiago, con mi amiga Fernanda preparamos en el trabajo final una Catequesis Ecológica, para pasar al grupo de toda Cuba.

El Taller sobre el Directorio de la Catequesis me ha aportado mucho en mi vida personal, pues he conocido profundamente las diversas dinámicas y puntos de los cuales debe partir un catequista, y que todo parte del Evangelio de Jesús, de donde procede este Ministerio. Sugiero a la Comisión de Catequesis que cuando pase todo este tiempo de confinamiento realicemos un taller para profundizar más sobre el Directorio General de la Catequesis y puedan incorporarse otros catequistas adolescentes y juveniles que no pudieron realizarlo de manera virtual.

En fin, que todo este proyecto que la Iglesia pone en manos de nosotros los catequistas más jóvenes, puedo decir que ha sido aprovechado al máximo. Gracias.

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