Irradia, emisión del 9 de mayo de 2021

Irradia, emisión del 9 de mayo de 2021

Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza y CMKC, emisora provincial
Sexto Domingo de Pascua

 

“Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.  Juan 15, 13

 (Música, Algo Nuevo, Marcela Gándara)

 

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Algo Nuevo, Marcela Gándara)

 Para la reflexión de hoy nos acompaña el P. Juan Elizalde, párroco de Santa Teresita.

Mis queridas hermanas y hermanos, feliz domingo para todos. Me siento muy contento de poder compartir con ustedes esta reflexión dominical del sexto domingo de la Pascua, que coincide con la celebración del domingo de las Madres. Soy el P. Juan Elizalde, y realmente les encomiendo a todos en mis oraciones y especialmente a aquellas que han vivido el don de la maternidad.

Proclamaremos el evangelio tomado de San Juan, capítulo 15, versículos del 9 al 17.

(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 15, 9-17)

En el sexto domingo de la Pascua, la lglesia nos convoca para celebrar el Amor Pascual de Jesús. Amor derramado en cada uno de nosotros desde el día de nuestro Bautismo y que en la realidad maravillosa de la maternidad es reconocido y celebrado este domingo dedicado a todas las madres.  ¡Felicidades y Bendiciones inagotables para todas las madres!

El evangelio de hoy, siguiendo las ideas del domingo pasado, nos invita a seguir bebiendo en esa fuente de vida y de amor que es Dios, a través de Jesús y su Santísima Madre la Virgen María.

No hay mayor acción que la de entregarse olvidándose de uno mismo; el dar sin esperar nada a cambio; el ganar, aunque aparentemente ante el mundo estés perdiendo. ¿Dónde encontramos esta forma tan rara y tan extraña de amar perdiendo? Ni más ni menos que en Dios y en el don de la maternidad.

EI Dios que se rebajó en Belén, el Dios que se inclinó en la tarde de Jueves Santo y lavó los pies a los discípulos, el Dios que se humilló con los brazos abiertos en la cruz, nos enseña que ese camino es el más privilegiado y el más idóneo para descubrir la verdad o la mentira de nuestra amistad con El; la grandeza o la pobreza de nuestra fe; el servicio a Dios o nuestro sometimiento al mundo que elogia, no el amor gratuito, sino “tanto das, tanto recibes”.

Hay amores eventuales. Amores que pasan. Amores que fracasan. Porque, cuando no son agradecidos, se cansan.

El amorque predica Jesús, y que la lglesia vive y enseña, con el paso del tiempo, es un amor que nunca se aburre. 0 por lo menos, cuando surgen tropiezos, se plantea de nuevo el levantarse para entregarse de nuevo, aún a riesgo de volver a perder.

Me gusta mucho la distinción entre solidaridad y caridad: la solidaridad sale al paso en un momento determinado. La caridad cristiana, por el contrario, se ofrece siempre y sin límites.

-El amor, cuando es excluyente, ansioso, ya no es amor.  Produce asfixia, agotamiento y, a la larga, fracaso. Nuestro corazón, cuando está puesto en Dios, espontáneamente se ofrece a los demás.

Cuando ponemos el amor humano, por encima del amor divino, corremos el riesgo de sufrir una seria frustración.  Dios es lo primero y, desde Dios, a continuación, lo demás.

-El amor cristiano, que es distintivo de los seguidores de Jesús, nos hace ver a las personas como hermanos. 0 dándole la vuelta a la frase, porque nos vemos como hermanos, somos capaces de entregarnos los unos a los otros.

Impresiona la Carta de Juan. ¡Qué cerca tuvo que sentir el amor de Dios para decirnos “ámense”!  Los espejuelos, que los cristianos tendríamos que comprar en la óptica, es precisamente los de ver a la familia, a los amigos, al prójimo con amor, de juzgarlos con amor, de quererlos con amor y de ayudarles a levantar con amor.

Así es el amor de las madres, así es el amor de la Virgen para su hijo Jesús y para nosotros, también hijos suyos.

Sólo así, a Dios, lo podremos descubrir verdaderamente en medio de nosotros.

¿Quieres saber la calidad de vida cristiana de un hermano? Pregúntale cuánto ama; si ama a todos; si ama a todas horas.

¿Quieres saber el grado de tu amistad con Dios? Pregúntate cómo te relacionas con los que te rodean; en el trabajo; en la escuela o la universidad; en tus relaciones familiares y personales.

Jesús se va al cielo, pero, detrás de Él, nos deja a nosotros.  Para que sigamos profundizando en todo lo que ha dicho y ha realizado.  Para que, en el amor, entremos en comunión con El y con el resto de los hermanos.

AYÚDANOS SEÑOR

A no hacer del amor,

una carta de poesía,

A no servir el amor, en pequeñas dosis

A no ofrecer el amor, escogiendo a las personas

AYÚDANOS, SEÑOR

A ver en cada hermano, tu rostro

A vaciarnos por amor, aunque recibamos ingratitud

AYÚDANOS, SEÑOR

A conocerte, amando sin esperar nada a cambio

A revelarte, por el amor que sembramos

A anunciarte, con el amor que regalamos

AYÚDANOS, SEÑOR

A seguir tus huellas, por las sendas del amor

A seguir tus Palabras, con palabras de amor

A meditar tus acciones, con acciones de amor

A fortalecer nuestra fe, con el compromiso en el amor

AYÚDANOS, SEÑOR

A ir al fondo de todo

Porque, en el fondo de ese todo,

Hay una fuente de amor.

Y, esa fuente de amor y de ternura,

Eres Tú, Señor. Amén

(Música, Ustedes son mis amigos, DR)

En este domingo tan especial en que recordamos, mostramos nuestro cariño y admiración a las madres, recurrimos a la Santísima Virgen, María de la Caridad, para que ella interceda por todos nosotros. Por eso a cada una de las peticiones nos uniremos rezando y diciendo: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros

.  Por toda la lglesia, por todos los que en el mundo entero creen en Jesucristo y lo aman. Oremos. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros

. Por todas las madres cubanas, para que, a ejemplo de la Virgen María, firmes en la fe y la esperanza, sean portadoras del amor y la ternura de Dios para sus hijos. Oremos. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros

. Por todas las familias cubanas, para que amen y respeten el valor de la vida y la maternidad. Oremos. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros

. Por todos los que sufren y padecen a causa de la pandemia, para que experimenten la presencia amorosa y sanadora de Dios a través de los hermanos que tienen a su alrededor. Oremos. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros

. Por todas las madres difuntas, para que estén gozando de la promesa de la felicidad eterna en el Reino de los cielos. Oremos. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros

. Por cada uno de nosotros y nuestras familias, por nuestras comunidades, para que el amarnos unos a otros como Dios nos ama, sea nuestro distintivo durante la Jomada nacional de la Familia que iniciamos hoy. Oremos. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros. 

(Música, Por ti seré, Jessica)

Siguiendo las enseñanzas de Jesús, digamos la oración de los hijos al que es Padre de todos. Decimos juntos:

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdónanos nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación,

Y líbranos del mal. Amén

He tenido mucho gusto y alegría en poder compartir con ustedes en este día la reflexión evangélica. Y le pedimos al Señor que Él nos dé a todos, su bendición, especialmente para tantas madres que nos escuchan, tantas que tal vez forman parte de nuestras comunidades, de nuestras familias, pero también para ellas, le pedimos al Señor les bendiga y les acompañe.

Ha estado con ustedes el P. Juan Elizalde, de la parroquia Santa Teresita de la ciudad de Santiago de Cuba, y doy gracias a Dios de poder compartir con todos la alegría y el amor que le profesamos a nuestras madres, estén vivas o ya el Señor las haya llamado junto a Él. Y para todos y para todas, le pedimos ahora la bendición a nuestro Señor para lo cual nos disponemos. 

La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y les acompañe siempre. Amén. 

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Guión, grabación, edición y montaje: Erick Guevara Correa

Dirección general: María Caridad López Campistrous

Fuimos sus locutores y actores. Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung

Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo… IRRADIA 

(Música, Hoy he vuelto, Acrisolada)

SHARE IT:

Leave a Reply