Irradia, emisión del 17 de marzo de 2024

Irradia, emisión del 17 de marzo de 2024

Irradia, emisión del 17 de marzo de 2024
Transmitido por CMKC, Emisora
​​Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
V Domingo de Cuaresma

“El que quiera servirme, que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor” Juan 12, 26

 

 

 

(Música, Sólo el grano cuando muere, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Sólo el grano cuando muere, Javier Brú)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.

 “Señor, hazme justicia, defiende mi causa contra la gente sin piedad, sálvame del hombre traidor y malvado. Tú que eres mi Dios y mi defensa. Te rogamos Señor Dios nuestro, que con tu auxilio avancemos animosamente hacia aquel grado de amor con el que tu Hijo por la salvación del mundo se entregó a la muerte. Él que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos”. Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, qué alegría volver a encontrarnos en esta mañana de domingo para compartir la Palabra de Dios, sabiendo que el Señor está en medio de nosotros. Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre ahí estoy yo. No estamos reunidos físicamente, pero sí estamos reunidos espiritualmente, como cada domingo en la mañana, en el nombre del Señor y Él está en medio de nosotros.

Llegamos ya al quinto y último domingo de Cuaresma, el próximo domingo será Domingo de Ramos, es tiempo para hacer un alto y preguntarnos como hemos vivido esta Cuaresma, cómo queremos terminar la Cuaresma para poder estar preparados para celebrar la pasión, la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, la Semana Santa; si hemos ayunado no materialmente necesariamente, si hemos ayunado de palabras indebidas, de comentarios, de rencores, de todo aquello que nos divide, que nos enfrenta, y nos aparta de Dios y de los hermanos, todavía nos queda un tramo.

Es tiempo aún de reconsiderar, si no hemos vivido profundamente este tiempo de Cuaresma, de recuperar el tiempo perdido, para que la Semana Santa no sea una celebración que no deje ninguna huella en nuestro corazón y en nuestra vida para todo el año que sigue por delante.

Las lecturas de este quinto domingo, la primera es del profeta Jeremías y el profeta anuncia la alianza que Dios quiere sellar con su pueblo, inscribiendo su ley en los corazones y perdonando sus pecados. La segunda lectura nos habla de que tenía que llegar la hora de esa alianza que se selló con la pasión de Jesús. El Evangelio nos dice que al ser elevado en la cruz Jesús atraía hacia Él a toda la humanidad.

El Evangelio de este domingo está tomado del evangelista San Juan, en el capítulo 12, versículos del 20 al 33.

(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 12, 20-33)

Ya va a ser arrojado el Príncipe de este mundo, estas palabras de Jesús aún están en proceso de su cumplimiento pleno. Es verdad que Cristo ya venció con su cruz y su resurrección a la muerte, al pecado y al mal, pero es evidente que en nuestro mundo aún padecemos la acción del maligno y los que lo siguen, pero no solo en el mundo, sino también en nosotros mismos.

Por eso siempre recuerdo las palabras de San Pablo en una de sus cartas, el bien que quiero hacer y no hago, el mal que no quiero hacer y hago. No solamente el mal que hay en el mundo, la violencia, la incomprensión, sino también el mal que hay en nosotros mismos y que a veces quiere apartarnos del camino del Señor. Jesús en la cruz venció el mal y la muerte, pero no solo lo venció Él, sino que nos da la fuerza para también nosotros vencer el mal y la muerte en nosotros mismos, porque no vamos a morirnos, porque vamos a morir, pero vamos a resucitar, porque la muerte para el que cree en Dios, para el que confíe en Él, no es más que un paso, una puerta que se abre y que tenemos que atravesar a veces dolorosamente, es cierto, pero siempre para encontrarnos con quién es el camino, la verdad y la vida, a quien hemos amado y servido en este mundo, el que nos ha conducido y nos ha fortalecido, nos ha levantado y nos ha ayudado.

El Señor pasó por la cruz, pero resucitó vencedor. También nosotros tenemos que pasar muchas veces por la cruz, cuando tenemos que hacer fuerza para no dejarnos llevar por el espíritu del mundo, sino para vivir conforme a la Palabra del Señor; para ser capaces de cargar con nuestra cruz cada día como nos pide el Señor, negándonos a nosotros mismos para seguirlo a Él, para ser sus discípulos.

Estamos en el quinto domingo de Cuaresma, miremos nuestro corazón. Pidámosle al Señor que hayamos aprovechado este tiempo, y si no lo hemos hecho que aprovechemos el tiempo que nos queda hasta el próximo domingo, domingo de Ramos en que diremos bendito el que viene en nombre del Señor, hosanna en el cielo, en que con los guanos benditos, haremos profesión de nuestra fe, de que queremos seguir al Señor, de que Él es el camino, sin olvidarnos que el camino pasa por la cruz, pero no termina ahí, sino en la resurrección y en la vida. La Semana Santa es semana de pasión, pero también semana de luz y de alegría porque Cristo ha resucitado.

El próximo martes 19 celebramos la fiesta de San José, que es el patrón de la Iglesia universal. San José de quien nos habla la escritura, ese hombre escogido por Dios para cuidar de su Hijo y de la madre de su Hijo, de Jesús y de María, este hombre a quien Dios le cambió todos sus planes y le dio una misión que él ni siquiera se imaginaba, de ser un pobre carpintero que iba a casarse con una muchacha y a formar una familia, el Señor lo convierte en el custodio de su familia, se va a casar con María, María va a tener un hijo, pero ese hijo, es el Hijo de Dios y se le encargará a él.

Y José aceptará la voluntad de Dios. Levántate y busca a María tu mujer porque lo que de ella nacerá es obra de Dios. YJosé, se levantó y buscó a María, su mujer. Él nos enseña ese camino que es difícil, supongo que para José fuera difícil renunciar a sus propios planes, pero, aunque no lo dijo con palabras, podemos poner en sus labios las mismas que pronunció María, he aquí el esclavo del señor hágase en mí según tu Palabra.

Nuestro Padre del Cielo depositó su confianza en San José al poner bajo su cuidado a su amado Hijo y a la Virgen Inmaculada. La Iglesia el 19 de marzo acude a San José porque sabe que la Providencia también lo ha puesto en favor nuestro. Pedimos a este gran santo que proteja a la Iglesia a él encomendada como cuidó de la Sagrada Familia, y que le obtenga de Dios las gracias y bendiciones que hoy más necesita. Por eso le pedimos a san José, patrono de la Iglesia universal, ruega por nosotros.

(Música, Trigo Divino, Dumas y Mary)

Ahora hermanos, renovemos nuestra profesión de fe, pidiéndole al Señor que nos ayude a vivir cada día conforme a la fe que profesamos

Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Sí, creo.

Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre. Sí, creo.

Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Sí, creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar, en Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.

Y ahora confiados en que el Señor siempre nos escucha y siempre nos responde, le presentamos nuestras súplicas.

En primer lugar, por la Iglesia de la que formamos parte todos y cada uno de nosotros, para que en esta recta final de la Cuaresma abramos el corazón para que el Señor nos purifique y podamos celebrar a plenitud la pasión, la muerte y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que sufren, para que uniendo sus dolores a los de Cristo en la cruz, los transformen en dolores redentores. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los difuntos, de manera particular los que nadie recuerda en sus oraciones, para que perdonadas sus faltas, el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que lleguemos al Domingo de Ramos con el corazón preparado para decirle al Señor, bendito el que viene. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha, Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones, pero que Tú conoces, te las presentamos por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

Oremos hermanos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.

Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Hermanos, todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la comunión espiritual rezando la siguiente oración.

Creo, señor mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón, y como si te hubiese recibido me abrazo y me uno todo a Ti. Oh, Señor no permitas que me separe de ti. Amén.

Que tengan todos, un feliz domingo. Que puedan pasarlo en familia, compartiendo lo que quizás durante la semana por tantas ocupaciones no han tenido tiempo, pues que lo puedan hacer ahora y recuerden siempre a los amigos, sobre todo los que están lejos de su familia, les hace falta ese momento de calor hogareño que ustedes le puedan dar, acójanlos para que puedan comenzar la nueva semana llenos de alegría y llenos de fuerza para ir adelante.

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos nosotros y nos acompañe siempre. Amén.

Les ha hablado el padre Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima si Dios quiere.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…

(Música, La Puerta de la fe, Luna Eikar)

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