Irradia

20 de marzo de 2022
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Transmitido por RCJ, el Sonido de la Esperanza y CMKC, emisora provincial
3er Domingo de Cuaresma

 “Señor, déjala todavía este año, yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas”. Lucas 13, 9 

(Música, Vida de Verdad, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 

(Música, Vida de Verdad, Javier Brú)

 Nuestro invitado nos ayudará a reflexionar sobre el evangelio de hoy 

Muy buenos días, bienvenidos hermanas y hermanos en este Tercer Domingo de Cuaresma, donde juntos vamos a encontrarnos con la Palabra de Dios y a abrir nuestros corazones, para que el mensaje que el Señor quiere trasmitirnos podamos alojarlo en cada uno de nosotros, e irnos transformando y cambiando para bien. Soy el P. Juan Elizalde y como siempre que he estado con ustedes es un gusto, y le doy gracias a Dios por este poder compartir nuestra fe. 

El evangelio que será proclamado está tomado de san Lucas, en el capítulo 13, versículos del 1 al 9.

Lectura del evangelio de San Lucas, capítulo 13, 1-9

Cuando nos asomamos a la ventana de nuestra vida diaria, vemos tantos desastres humanitarios, problemas y conflictos entre países, desastres terrestres por el clima, y podemos concluir que Dios, tal parece se ha desentendido del mundo. ¿Es así? Por supuesto que no. Dios sufre con el pueblo que sufre, Dios tiembla con el pueblo que tiembla, Dios llora con el pueblo que llora. Además, en esas circunstancias de destrucción, le inyecta valor y fe para superar aquellas realidades difíciles que el pueblo vive, que surgen en contra de la felicidad del hombre.

El pueblo de Israel padeció estas dificultades, y contó con el auxilio de Dios. Nosotros que somos el pueblo de la Nueva Alianza, seguimos soportando diversas encrucijadas, difíciles, contingencias, dificultades; y el Señor no deja de alentarnos para que nuestro existir tenga sentido, y una fuerza que nos impulse a avanzar, la confianza en Él.

Las situaciones que nos golpean, preocupan o escandalizan, lejos de acobardarnos nos tienen que animar a seguir en una dirección. Ser pacientes, fuertes y conocedores de que el Señor siempre saca, hasta de la basura, cosas buenas.

El Miércoles de Ceniza, el Señor nos invitó a la conversión, nos recordó que éramos su viña, el pueblo de su propiedad, nación consagrada; y que esa viña con la higuera incluida, ese pueblo o nación han de ser cuidados con la oración, la penitencia y la caridad. ¿Cómo van eso propósitos? ¿Hemos avanzado en algo? ¿Hemos salido del vacío, la indiferencia para llenar nuestra vida de contenido? ¿Hemos sido solidarios, socorrido alguna necesidad material o espiritual de los hermanos más cercanos o que nos necesitan? ¿Nos hemos alejado de algunos aspectos extremadamente artificiales o superficiales? ¿Somos conscientes de la variedad de oportunidades que Dios nos da para realizarnos?

Mis hermanos y hermanas, la Cuaresma avanza, y los frutos han de salir ante las miradas de nuestros ojos. ¿Son para Dios? Los frutos tienen que manifestarse por las ramas de nuestros brazos, ¿buscan el bien de los demás? Nuestros frutos se expresan por la sinceridad de nuestras palabras, lo que decimos ¿busca y anuncia la verdad? Mis queridos hermanas y hermanos, Dios sigue esperando, y mucho de nosotros, no siempre saldrán las cosas como pensamos y como Dios merece, pero la realidad es ésa. Dios nos quiere optimistas y no derrotistas, y siempre en el camino de la fe. Aun en medio de dudas y de complicaciones, de crisis, de pruebas y de sufrimientos, no solo espera de mucho de nosotros, sino que además se compromete, para que como propietario de la viña de la que formamos parte, sigamos sembrando ilusiones y esperanzas, llevando el evangelio y sus mandamientos allá donde estemos presentes.

No podemos quedarnos de brazos cruzados, el riesgo de muchos de nosotros de los que nos decimos cristianos, es que nos conformemos con ser simples ramas de un frondoso árbol. Es decir que, cobijados o justificados bajo el paragua de un Dios tremendamente bueno, renunciemos a mostrar la mejor cara de nuestra vida cristiana. Tenemos que ser pregoneros de su presencia en un mundo que le margina y arrincona. Tenemos que ser defensores de los valores del Evangelio, en una atmósfera como la nuestra, enrarecida por tantas palabras mediocres, baratas, sin sentido. En definitiva, no nos limitemos a llevar una vida cristiana sin sabor y color.

El Señor nos invita y espera que demos abundantes y buenos frutos.

(Música, La higuera sin fruto, DR)

Con mucha confianza presentamos ahora al Señor nuestras súplicas, a las que nos uniremos rezando R/ Señor muéstranos tu misericordia.

Por la iglesia, para que en todo momento sea la viña que dé frutos abundantes para el mundo. Roguemos al Señor. Señor muéstranos tu misericordia.

Por los pobres, por los que sufren por cualquier causa, enfermedades, problemas familiares, aislamiento, discriminación, para que encuentren siempre la mano solidaria, la mano que les levanta y les transmite confianza, cariño y paz. Roguemos al Señor. Señor muéstranos tu misericordia.

Por los niños y jóvenes, para que, teniendo proyectos concretos en sus vidas, puedan dar frutos abundantes a nuestra sociedad, a la iglesia y al mundo. Roguemos al Señor. Señor muéstranos tu misericordia.

Por la paz ene l mundo, por todos los que tienen en sus manos y en sus decisiones los destinos de los pueblos, para que se promueva el diálogo reconciliador, el diálogo que busca no conveniencias sino puntos comunes de ayuda, de bien. Roguemos al Señor. Señor muéstranos tu misericordia.

Por todos nosotros que estamos participando de esta oración, para que el Señor nos conceda la gracia y la misericordia amorosa que necesitamos para injertados en Él, dar los frutos que espera de cada uno de nosotros. Roguemos al Señor. Señor muéstranos tu misericordia.

(Música, He venido a pedirte, Juan Luis Guerra)

Ahora reconociendo que Dios es el Padre de todos y nosotros somos hermanos unos de otros, levantamos nuestra voz y nuestros corazones diciendo juntos.

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación,

Y líbranos del mal. Amén

(Música, Vale la pena, DR)

Doy gracias a Dios y estoy muy feliz de poder compartir con ustedes la oración de esta mañana. Ahora nos disponemos para que el Señor derrame sobre todos, abundantes bendiciones y esta la podamos vivirla en la familia, en el barrio, dondequiera que nos encontremos comunicándola a los demás con frutos de buenas obras. 

Y la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo que descienda sobre todos ustedes y les acompañe siempre. Amén.

Soy el P. Juan Elizalde, y como ya lo he compartido con ustedes, tengo muchísimo gusto y estoy muy contento de poder compartir con ustedes la oración, la reflexión de esta mañana. Que el Señor nos conceda todo aquello que necesitamos para serles fieles y no nos olvidemos de darle frutos, y frutos abundantes y buenos dondequiera que nos encontremos

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Guion, grabación, edición y montaje: Erick Guevara Correa

Dirección general: María Caridad López Campistrous

Fuimos sus locutores y actores. Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung

Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…

IRRADIA

 (Música, Color esperanza, Diego Torres)

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