De un cielo y su melodía

De un cielo y su melodía

Por: Aliuska Ponce de León

Comunicadora Cáritas Diocesana Santiago de Cuba

Al adentrarse en un lateral del hermoso patio de la iglesia La Santísima Trinidad en Santiago de Cuba, el visitante descubre un espacio donde hombres y mujeres laboriosos hacen de la vida la mejor razón. Los chalecos verdes distinguen a los voluntarios y, aunque su entrega y compromiso hablan por sí solos sin necesidad de slogan, a sus espaldas, en grandes letras, exhiben la frase de la Santa de Calcuta: “El fruto del amor es el servicio”.

Sin embargo, actualmente el espacio no se parece a lo que fue en sus inicios. Este servicio de comedor lleva muchísimos años de una ardua labor, no en balde la primera sede de Cáritas diocesana hará ya en el mes de julio 30 años, estuvo ubicada en esta parroquia, con el hermano Osvaldo a la cabeza.

Inicialmente se desarrollaba en las galerías del patio central, y desde su fundación este comedor siempre ha sido atendido por Cáritas, junto a los hermanos claretianos y a la indispensable red de voluntarios. Actualmente cuenta como peculiaridad con la colaboración de veinte voluntarios parroquiales que se distribuyen por turnos cada semana. Los beneficiarios totales llegan hoy día al centenar y la dedicación de los que allí sirven parece infinita. “Ofrecemos servicios de martes a viernes, de 11 a 12.30 de la mañana. Aquí en este local comen actualmente solo alrededor de 15 abuelos porque a la mayoría se les lleva a su casa, pues hay muchos postrados o con dificultad al caminar, y otros con demencia senil”.

En épocas pasadas el servicio se brindaba en los corredores del patio central y sobrepasaban las 80 personas, por lo que se necesitaban dos turnos para atenderles. Mireya fue la primera responsable de Cáritas en esta parroquia, donde dedicó más de 20 años de servicio como voluntaria, el hermano Osvaldo Morales (lasallista) y la Dra. Laura Sagué (farmacéutica), fueron sus fundadores y su impronta parece permanecer aún en el lugar.

Cada mes el corazón de las personas atendidas aquí se alegra cuando llega hasta ellos el servicio de peluquería y podología o, cuando, tras un esfuerzo conjunto, se les da algo para su aseo personal. Para los más vitales los viajes a la playa o a la Cuquita, el hermoso lugar de aguas termales del municipio Guamá, han demostrado que el entusiasmo y el deseo de vivir no tienen edad.

Manolo, hermano claretiano y responsable de Cáritas en la parroquia actualmente asevera: “Cuando uno hace algo debe saber por qué lo hace. Aquí no podemos olvidarnos de eso. Esto no es un simple servicio, es un compromiso con Dios que uno hace por la gente…”

Ya nadie podrá negarle al visitante que lo visto por él es un pedazo de cielo sin necesidad de cantos angélicos, pues el sonido de cucharas y cacerolases su mejor melodía.

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