El Cristo: amor que se siembre, se esparce y crece

El Cristo: amor que se siembre, se esparce y crece

Por: Leonor Grethel Sierra Salas

Comunicadora de Cáritas Diocesana Santiago de Cuba

La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía -Ghandi-

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 11 de marzo de 2017 / Todo lo que se hace con amor produce frutos. Así lo confirma la expansión del Proyecto Familia, Amor y Reconciliación, que ha llegado a poblados y municipios de la provincia Santiago de Cuba. Y parece tener intenciones de multiplicarse y crecer. El profesor Joaquín Gómez nos invita siempre a vivir la experiencia del amor en toda su plenitud, como valor, aunque no excluyendo sus formas de emoción, sentimiento y espiritualidad. Él está seguro que sí se puede, y así logra transmitir su convicción.

Sus talleres parten de una exposición de información, que conlleva a una reflexión crítica sobre nuestros modos de pensar y actuar. Más allá del efecto terapéutico grupal, al final se queda con la satisfacción de haber aprendido algo para la vida, de haber iniciado un cambio positivo en nuestra asunción de la realidad y de los demás, de haber crecido, de haber iniciado un autoexamen para una mejoría, o al menos, consigue sembrarnos esa intención. Son, en fin, lecciones para la transformación personal, para el crecimiento espiritual, porque como siempre gusta recordarnos, en cada una de sus clases vamos a “hacer el amor”, construirlo, asumirlo en su sentido más completo.

En esta ocasión se produjo el segundo encuentro del proyecto en la iglesia del Cristo, un pueblo sencillo ubicado cerca de la ciudad. Sobre tres eslabones encadenados versó esta clase: el pensar, el sentir y el actuar. De ellos depende la necesaria transformación que propiciará la incorporación íntegra del amor en nuestras vidas, aquel que debemos aprender a entregar como un manantial, no como un sumidero, no de forma posesiva, excluyente o egoísta. Aquel que quiere solo darse y produce regocijo personal por ello, sin esperar recibir en la misma medida que fue entregado. Como una reacción en cadena, un cambio en lo conductual propiciará un cambio en lo afectivo y una transformación en lo afectivo lo generará en lo cognitivo.

¿Eres feliz? Esta pregunta sobre el público (por cierto, un público crecido, desbordado en su  matrícula inicial) provoca un silencio reflexivo. De cómo entendemos la felicidad también depende nuestra felicidad. Una pregunta y otra y otra…fueron surgiendo en el colectivo, motivadas por las experiencias personales.

No es cierto aquello que versa la canción popular: “Nadie quiere a nadie, se acabó el querer”. Lo que pasa es que hemos aprendido a amar como nos enseñaron. Y lo que nos enseñaron no siempre es perfecto, aunque fueran muy buenos nuestros padres, maestros y amigos. Debemos aprender a desaprender algunas enseñanzas y algunos comportamientos. Y en todo momento enarbolando el amor, así como el japonés agricultor que amaba sus cultivos de melones, a los que hablaba cariñosamente a diario, y resultaban ser los más grandes y mejores melones de la región.

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Familia, amor y reconciliación…hasta La Maya

Familia, amor y reconciliación…hasta La Maya

“El amor es de dónde venimos y a donde vamos y lo que pasamos en medio” (Extraído de “Human” material audiovisual dirigido por Yann Arthus-Bertrand)

Por: Lic. Leonor Grethel Sierra Salas

Comunicadora de Cáritas Diocesana Santiago de Cuba

Arquidiócesis de Santiago de Cuba, 28 de enero de 2017 / Existen temas que, por su universalidad, nunca llegan a agotarse cuando salen a relucir en foros de discusión. Y resulta necesario hablar una y otra vez de ellos, para esparcir su savia de raigambre humana, no desligada a esa condición y conformadora de aquello que nos distingue, de aquello que favorece nuestro crecimiento como personas, nuestra mejoría espiritual, nuestra convivencia pacífica: temas como el amor, la familia o la reconciliación.

Los lectores de esta reseña recordarán otras publicaciones sobre las lecciones que el profesor y psicólogo Joaquín Gómez ofreció durante todo el 2016 a los integrantes del equipo Cáritas y a los padres de los niños del programa de Cáritas: Grupos de Desarrollo Humano Infanto  juvenil y sus familias (GDH). El éxito de este proyecto de formación de valores (me atrevo a afirmar que generó en todos un cambio, o al menos sembró la intención del cambio, a partir del cuestionamiento crítico, promotor a su vez de un enriquecimiento en nuestras formas de vivenciar y entregar el amor)  hará  posible su extensión durante el 2017 al municipio La Maya y en El Cristo.

El sábado 22 de enero en La Maya, aproximadamente 30 personas se reunieron en el patio del templo parroquial para descubrir que allí se encontrarían de manera sistemática con el objetivo de ejercitar algo que hizo sonrojar a algunos en un principio: hacer el amor. Esclarecidas las dudas provocadas por aquellas lecturas estrechas de la frase, todos escucharon y opinaron sobre el amor y sus diferentes manifestaciones (entendido como emoción, como sentimiento, como espiritualidad y como valor). Fue grato escuchar la metáfora muy bien “traída al caso” por el profesor (y de su autoría según le parece y nos parece) sobre la materia que estaba en discusión: “El amor es un manantial, no un sumidero”. Se entrega, se da sin mirar a quién ni con condiciones, no reclama de forma egoísta para sí mismo. O como afirmaría el poeta libanés Khalil Gibran, “el amor no da nada más que a sí mismo y no toma nada más que de sí mismo”.

El clima se tornó muy participativo. Algunos hicieron referencia a sus experiencias con la familia o la comunidad para apoyar sus valoraciones personales sobre interrogantes del guía de la clase, las cuales iban orientando el camino para la comprensión de un asunto sobre el que no siempre tenemos las luces encendidas, porque -como se esclareció en el encuentro- nuestras posturas sobre cada fenómeno vital también vienen condicionadas por lo que nos enseñaron (padres, maestros, vecinos, amigos…) y muchas deben ser desaprendidas, si bien otras son valiosas.

Sin dudas quedó una semilla plantada en los asistentes, porque somos un poquito más sabios luego de escuchar al profesor Joaquín, sabemos que nos habla sobre el amor desde el amor, y que sus palabras son una lección para nuestro mejoramiento. Es posible que una vez terminada la clase y fuera del templo, su auditorio comenzara a hacer crecer esa semilla. Ya lo sabremos con más certeza el próximo encuentro, cuando la tarea asignada muestre sus frutos.

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