Irradia, emisión del 24 de marzo de 2024

Irradia, emisión del 24 de marzo de 2024

Irradia, emisión del 24 de marzo de 2024
Transmitido por CMKC, Emisora
​​Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo de Ramos

“¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” Juan 12, 13

 

 

(Música, Hosanna, Hosanna, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Hosanna, Hosanna, Javier Brú)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.

“Cristo nos convierte en el pueblo de Dios y nos abre el camino de la resurrección y de la vida, sigamos proclamando nuestra fe, Él es el Salvador del mundo. Dios todopoderoso y eterno, que quisiste que nuestro Salvador se hiciera hombre y padeciera en la cruz para dar al género humano ejemplo de humildad, concédenos benigno seguir las enseñanzas de su pasión y que merezcamos participar de su gloriosa resurrección. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, donde quiera que estén, una alegría y un gozo poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana del domingo, y poder compartir la Palabra de Dios, en este domingo especial porque es el Domingo de Ramos, el domingo con el cual comenzamos la Semana Santa, la Pasión, la muerte y la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Después de haber preparado nuestros corazones desde el principio de la Cuaresma con nuestra penitencia y nuestras obras de caridad, hoy nos reunimos para iniciar unidos con toda la Iglesia, la celebración anual del misterio pascual, es decir la Pasión y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, misterio que empezamos con la entrada en Jerusalén, su ciudad. Por eso recordando con toda fe y devoción esta entrada salvadora, sigamos al Señor para que, participando de su cruz, tengamos parte con Él en su resurrección y su vida.

Esta celebración de la bendición de los ramos, comienza precisamente con eso, la bendición de los ramos y el Evangelio que se proclama, es el Evangelio de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, tomada del evangelista San Juan, en el capítulo 12, versículos del 12 al 16.

(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 12, 12-16)

Jesús entra en Jerusalén rodeado de sus discípulos, de sus apóstoles y montado en un burro como signo de humildad, allí lo espera la multitud que lo aclama, bendito el que viene en nombre del Señor hosanna, en las alturas y llevan ramas de olivo, era lo que estaba más cerca, más posible tenerlo a mano, agitando en señal de alegría y de gozo, de ahí viene la bendición de los ramos. Nosotros bendecimos las pencas de nuestras palmas, tradicionalmente ha sido así porque también es lo que tenemos más cercano, y porque es algo tan nuestro, las palmas reales. Y echaban, nos dice el Evangelio, sus mantos en el en la calle en el camino para que Jesús pasara por encima de ellos, había quien le molestaba que vitorearan y recibieran a Jesús con tanta alegría y pedía que los mandara a callar. Jesús le dice si ellos callan las piedras gritarán.

Pero en la celebración de la Eucaristía, en las lecturas propias ya de la misa porque esta es la lectura de la bendición de los ramos se proclamará la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según San Marcos en el capítulo 14, versículos del 1 al 47. Aquella misma multitud u otros. en vez de gritar bendito el que viene en nombre del Señor. gritará, crucifícale. Y cuando Pilato quiera resolver aquella situación proponiéndole soltarles a Jesús porque no encuentra delito en Él, ellos le dicen que no, que suelte a Barrabás que era un ladrón.

Así que los mismos que gritaron bendito el que viene en nombre del Señor, después gritarán crucifícale, y nos podemos preguntar ¿por qué la Iglesia hace esto, por qué en una misma celebración en que la empezamos con tanta alegría, con tanto gozo, celebrando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, después proclamamos ese momento tan fuerte, tan doloroso, de la pasión y la muerte de nuestro Señor Jesucristo?  La Iglesia lo hace porque la Iglesia es Madre y Maestra, y nos recuerda algo que ya también san Pablo nos decía en una de sus cartas, el bien que quiero hacer no lo hago y el mal que no quiero hacer lo hago, cómo a veces nos dejamos llevar por el viento que está soplando en ese momento.

En la entrada están esperando a quien piensa que será el Salvador humano de Israel, en la Pasión están condenando a aquel que había frustrado sus esperanzas humanas, porque aún no habían comprendido. Por eso incluso sus apóstoles lo abandonarán, solamente quedará Juan que estará hasta a los pies de la cruz de su Maestro, Pedro lo negará y Judas lo venderá por 30 monedas de plata.

Por eso tenemos que preguntarnos nosotros, recordando lo que Jesús le dijo a sus apóstoles, a Pedro, a Santiago y a Juan, a quienes pidió en el Huerto de los Olivos que velaran con Él y se dormían, no podían mantener abiertos los ojos y el Señor les dice ¿no pueden orar y velar conmigo?, estén atentos, porque el Espíritu es pronto, pero la carne es débil. El espíritu es pronto, ellos querían acompañarlo, querían seguirlo, querían estar con Él, pero la carne es débil, el miedo de poder padecer y sufrir lo mismo que su Maestro y por eso lo abandonan.

Cuando entramos en Jerusalén en la celebración del Domingo de Ramos y recibimos las palmas, y las agitamos con alegría y con gozo, eso tiene que significar que nosotros queremos seguir al Señor, no es algo folclórico, no es algo bonito, no es algo que hacemos para alegrar nuestras celebraciones sino que es un signo, el signo de que recibimos al Señor en nuestra vida, pero tenemos que tener conciencia de que lo recibimos con todas las consecuencias que el recibir a Jesús en nuestra vida y seguirlo puede traer consigo. Alegría y gozo por supuesto, pero también responsabilidad, también el que como el Maestro podamos ser perseguidos, incomprendidos.

Eso es importante que lo tengamos en cuenta, pero también que somos frágiles, que somos débiles, que somos pecadores, y cuando llegue el momento de la prueba, no siempre estamos dispuestos; es una gracia que tenemos que pedirle al Señor, Señor danos la fuerza para poder perseverar en tu camino, para poder seguir adelante, para como Juan estar contigo incluso a los pies de la cruz sin abandonarte en ningún momento.

No es que no sintamos temor, no es que no sintamos   ante las dificultades que pueden aparecer en nuestra vida, sino que en el Señor encontramos la fuerza para seguir adelante. El valiente no es el que no siente miedo, el que no siente miedo es temerario y está dispuesto a cualquier cosa, no por virtud sino sencillamente porque no siente miedo. El valiente es el que, sintiendo miedo, es capaz de sobreponerse a su miedo y seguir adelante para vivir conforme a sus principios, para vivir conforme a aquello en lo que cree, lo que ha recibido, lo que ha acogido, para seguir al Señor en todo momento y en todas circunstancias, como también la Virgen, como también María Magdalena, como la hermana de María, María la de Cleofás. Tres mujeres a los pies de la cruz del Señor y Juan acompañándolo, cuando era aquella marea de odio se desbordaba por encima de su Maestro.

Entonces, vivamos profundamente este comienzo de la Semana Santa con el Domingo de Ramos. Alegrémonos, gocemos, agitemos las palmas en el recibimiento de Jesús que viene a nosotros montado en un borrico, pero pidámosle en ese momento, Señor, que esto no sea de un momento, de un instante, sino que seamos capaces de vivir esta alegría y este gozo de acogerte, para seguirte, para ir contigo hasta el final en todo momento y en toda circunstancia, que como Juan estemos dispuestos a llegar contigo hasta los pies de la cruz, que comprendamos a los que se asustan, a los que se echan atrás, a los que como Pedro te niegan, a los que como Judas te venden.

Que seamos capaces de comprenderlos y de tener los brazos abiertos para acogerlos cuando, reconociendo su pecado, son capaces de regresar como Pedro; para darles fuerza a aquellos que piensan que su pecado no puede ser perdonado, para decirles no hay pecado por grande que sea, que el dolor y el arrepentimiento, y el reconocimiento de haber pecado, no pueda alcanzar el perdón de Dios. Pero Señor, danos la fuerza para seguir adelante, y la humildad para saber que no es por nuestra fuerza, que no es porque somos mejores que los demás, es por tu gracia que podemos seguir caminando contigo, para poder llegar a ese momento culminante de la Resurrección.

Así que hermanos, vivamos con profundidad, con alegría, esa alegría profunda del corazón de saber que tú Señor entregaste tu vida para salvarnos. Entregaste tu vida para rescatarnos. Entregaste tu vida para redimirnos. Señor que seamos capaces de corresponder a esta entrega tuya con nuestra entrega a ti en los hermanos. Que así sea.

(Música, Sacrificio de amor, Dumas y Mary)

Ahora hermanos renovemos nuestra profesión de fe, pidiéndole al Señor que nos dé su gracia y su fuerza para vivir cada día conforme a la fe que profesamos.

Creen en Dios Padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra. Sí, creo.

Creen en Jesucristo su único Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó y está sentado a la derecha del Padre. Sí, creo.

Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Sí, creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar, en Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.

Y ahora hermanos confiados en que el Señor siempre nos escucha, le presentamos nuestras súplicas.

Por la Iglesia, para que fieles al mandato del Señor demos testimonio de Él en todo momento y en toda circunstancia. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que sufren y se desesperan ante las dificultades de la vida, para que podamos ayudarlos a encontrarse con Cristo y en Él el consuelo, la fortaleza y la esperanza.  Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todas nuestras comunidades que hoy celebran la el Domingo de Ramos, para que acogiendo a Jesús en su vida y siendo fieles a Él lo lleven a aquellos que aún no lo conocen. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los difuntos de manera particular aquellos que nadie recuerda en sus oraciones, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que vivamos con intensidad y provecho esta Semana de la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Hermanos oremos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó. Nos enseñó a llamar a Dios Padre y nos enseñó que somos hermanos los unos de los otros, por encima de cualquier diferencia.

Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Hermanos que tengan todos, un feliz domingo, que lo puedan disfrutar con su familia, con sus amigos. Si pueden acoger al Señor en la celebración de las palmas en sus comunidades, pues háganlo, llévenla a los que no han podido ir porque están enfermos, porque son ancianos, para que ellos también participen de esta alegría y de este gozo, y puedan comenzar así esta celebración de la Semana Mayor.

Y que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos nosotros y nos acompañe siempre. Amén.

Que tengan una provechosa Semana Santa. Les hablado el padre Rafael Ángel de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima, si Dios quiere.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…

(Música, Hosanna, Maranatha, DR)

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