Irradia, emisión del 29 de octubre de 2023, Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Irradia, emisión del 29 de octubre de 2023, Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Irradia, emisión del 29 de octubre de 2023
Transmitido por CMKC, Emisora
​​Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Domingo XXX del Tiempo Ordinario

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu ser… amarás a tu prójimo como a ti mismo” Mateo 22, 37. 39

(Música, Amarás al Señor tu Dios, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como el cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música, Amarás al Señor tu Dios, Javier Brú)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Metropolitana Iglesia Catedral de Santiago de Cuba.

Alégrese el corazón de los que buscan al Señor, busquen al Señor y serán fuertes, busquen su rostro sin descanso. Dios todopoderoso y eterno, aumenta en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, y para que merezcamos alcanzar lo que nos prometes, concédenos amar lo que nos mandas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, como siempre un gozo una alegría poder compartir con ustedes este pedacito de la mañana del domingo, y sobre todo compartir la Palabra de Dios, esa palabra de Dios que nos ha iluminado durante esta semana que termina, semana ajetreada.

Hemos tenido muchas alegrías desde el sábado antepasado con la apertura de la Puerta Santa, el comienzo del Año Jubilar por los 500 años de la instalación de la primera diócesis en Cuba aquí en Santiago de Cuba, los 500 años de la Catedral, de la erección de la Catedral oficialmente, 500 años oficialmente, ya desde el año anterior había sido solicitada y concedido el permiso, tanto para la diócesis como para la Catedral pero en ese año de 1523, es cuando ya oficialmente con todas las bulas y con todos los permisos, se hace esta erección de la diócesis, de la Catedral y del nombramiento de Santiago de Cuba como ciudad; porque para ser sede de una diócesis tenía que ser ciudad, y pasó de Villa a Ciudad, ciudad de Santiago de Cuba.

También el 24 la fiesta de San Antonio María Claret, tenemos el privilegio de haber tenido como arzobispo de Santiago de Cuba un santo reconocido por la Iglesia, San Antonio María Claret. En 1851 al 1857 arzobispo de Santiago de Cuba, un misionero incansable que recorrió todo el territorio, que Dios había puesto en sus manos, que llegaba hasta Camagüey, prácticamente cuatro veces en estos años, con lo difícil que era moverse en aquellos tiempos. Este hombre que se gastó y se desgastó anunciando la Palabra de Dios, este catequista infatigable con la palabra, con la pluma, por eso es el patrono de la Catequesis y ese día tuvimos una celebración muy emotiva en el Seminario San Basilio Magno.

Allí se reunieron los catequistas y se le hizo un reconocimiento a los catequistas más antiguos, los que durante tantos años, llevaron la Palabra de Dios a los niños en nuestras comunidades y que hoy ya por razones de edad, de salud, pues no han podido hacerlo oficialmente. Han seguido haciéndolo con su vida, con su vida aun entregada, generosa, disponible. Este reconocimiento tan hermoso, porque honrar o honra y no podemos olvidarnos de aquellos que nos han precedido y que siguen en la brecha, anunciando la Palabra de Dios.

Y este sábado tuvimos la celebración como cada año de las fiestas de San Judas Tadeo en la Catedral de Santiago de Cuba, una fiesta muy importante. Siempre con mucha asistencia, pero sobre todo con ese testimonio que dan los santos a aquellos que continuamos viviendo la vida de fe, y es el ser constante en el anuncio de la Palabra de Dios. Ellos en su momento, San Judas Tadeo que llegó hasta Persia y Mesopotamia, que entregó su vida para anunciar la Palabra del Señor, para hacer el mandato del Señor vayan al mundo entero y prediquen la buena nueva, y que después continuó a lo largo de 2000 años, con San Antonio María Claret, y hoy más cerca con estos catequistas ya ancianos, pero que aún siguen dando testimonio. Y los que hoy siguen llevando la Palabra de Dios, para que se haga realidad la petición del Señor dejen que los niños se acerquen a mí, y no sólo los niños sino los que son niños en la fe, aunque tengan ya muchos años encima. los catequistas de adultos que a veces no recordamos. Así que tenemos muchos motivos para la alegría y para el gozo en el Señor, porque Él es el que nos proporciona, la gracia y la fuerza, para seguir adelante cada día.

En la liturgia de hoy de este trigésimo domingo del Tiempo Ordinario, otra vez nos recuerda Jesús en el evangelio que toda ley descansa en el amor a Dios y al prójimo.

Y en la primera lectura tomado del libro del Éxodo en el Antiguo Testamento, se señalan nuestros deberes hacia nuestros hermanos más necesitados, las viudas, los huérfanos, los pobres y aquellos que tienen que dejar su tierra para salir adelante.

San Pablo en la segunda lectura de la carta a los Tesalonicenses, recuerda como los cristianos de Tesalónica en medio de muchas tribulaciones y con la ayuda del Espíritu Santo, luego de aceptar la fe, abandonaron los ídolos y trabajaron para difundir la palabra de Dios en diversos lugares, con la esperanza puesta en la futura venida del Señor. Porque cuando recibimos al Señor, cuando nos encontramos con Él, no lo podemos guardar para nosotros, tenemos que compartirlo con los demás. Ése es el mandato que recibimos el día de nuestro bautismo, ser testigos del Señor allí donde Él nos coloque, allí donde estemos, en nuestro hogar, en nuestro trabajo, en nuestra escuela, en la comunidad cristiana, en la sociedad en la que vivimos.

El evangelio de hoy está tomado el evangelista San Mateo, en el capítulo 22, del 34 al 40.

Lectura del evangelio de San Mateo, capítulo 22, 34 – 40)

Y vuelven los fariseos a la carga, tratando de sorprender a Jesús, no saben cómo acallarlo, no saben cómo quitarlo de en medio. Ya les molesta cada día más y entonces vuelven a acercarse para ponerlo a prueba, porque había dejado callado a los saduceos.

Y uno de ellos, nos dice el evangelista San Mateo, que era doctor de la ley le preguntó, no para escuchar lo que tenía que decir, no para dejarse iluminar, no para confrontar lo que él pensaba con lo que decía Jesús, porque de esas confrontaciones sanas, surge la chispa de la verdad, que en definitiva es lo que debemos siempre buscar. Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley? Jesús les respondió lo que le hubiera respondido cualquier judío piadoso de su tiempo, amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas, con todo tu ser. Amarás al Señor por encima de todo, el primer mandamiento, amar a Dios sobre todas las cosas.

El Antiguo Testamento lo especificaba. A veces decimos amar a Dios sobre todas las cosas, ¿qué significa amar a Dios sobre todas las cosas? Lo que dijo Jesús, con todo el corazón, con toda el alma, con toda la fuerza, con todo nuestro ser, por encima de Dios no puede haber nada; pero agregó algo que quizás el doctor de la ley no se imaginó, no porque no lo supiera, no porque no lo tocara el Antiguo Testamento, sino porque quizás no lo tomó en cuenta buscando cómo poner a prueba a Jesús. Y el segundo es semejante a este, amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Semejante al primero, amarás a Dios sobre todas las cosas, pero a tu prójimo como a ti mismo, con la misma fuerza, con la misma importancia. En la Última Cena el señor dirá más, les dirá a sus apóstoles ámense los unos a los otros como yo los he amado, quizás diciéndole ámense entre ustedes, porque en todo grupo humano siempre hay discordias, siempre hay dificultades, siempre hay malos entendidos, pero el amor cristiano tiene que estar por encima de eso; tiene que superar eso, quizás les dice por eso ámense los unos a los otros.  Porque si después van a anunciar y a predicar el amor, si ustedes no se aman entonces, cómo pueden pedir a los demás que amen, si ustedes no se comprenden, si ustedes no se ayudan, si ustedes no superan sus diferencias, si ustedes no se enriquecen los unos a los otros, si ustedes no son capaces de perdonarse, de perdonar de pedir perdón, entonces ¿cómo pueden pedirlo a los demás?

Ya no es ama a tu prójimo como a ti mismo, ámalo más que a ti mismo, como yo los he amado y… ¿Hasta dónde llegó el amor del Señor? Hasta la cruz con los brazos abiertos, para acogernos a todos, perdónalos Padre porque no saben lo que hacen. A los que lo siguieron y estuvieron a los pies de la cruz, su madre, la hermana de su madre, María Magdalena, Juan el evangelista, el más joven de todos los apóstoles; pero también los que lo condenaron, los que se burlaron, los que lo cargaron con la cruz, los que lo crucificaron, también a ellos, porque la salvación es para todos. En estos dos mandamientos se funda toda la ley y los profetas. Así termina diciéndole al doctor de la ley, no, busquen más ahí, porque el amor a Dios pasa a través del amor al prójimo, no olvidemos eso.

Como dice San Juan no podemos decir que amamos a Dios a quien no vemos, sino amamos a nuestro hermano a quien vemos, si lo decimos y no amamos a nuestro hermano, somos unos mentirosos. El amor de Dios pasa por el amor al prójimo. Queremos saber si amamos a Dios, preguntémonos cómo es nuestra relación con los demás, si estamos siempre con el corazón abierto dispuesto a compartir, de manera particular con los más necesitados.

El libro del Éxodo en la primera lectura nos lo dice así, ya desde ahí, no hagas sufrir ni oprimas al extranjero, porque ustedes fueron extranjeros en Egipto no explotes a las viudas ni a los huérfanos porque si los explotas y ellos claman a mí ciertamente oiré yo su clamor, cuando prestes dinero a uno de mi pueblo al pobre que está contigo, no te portes con él como un usurero cargándole intereses; si tomas en prenda el manto de tu prójimo, devuélvelo antes de que se ponga el sol porque no tiene otra cosa con que cubrirse del frío. Cuando el clame a mí yo lo escucharé porque soy misericordioso. Y ya nos lo dijo el Señor también en el Evangelio, sean misericordiosos como su Padre Celestial es misericordioso.

Entonces pidámoslo así con toda la alegría y con todo el gozo que tenemos en nuestro corazón, con este Año Jubilar que nos queda por delante, esta oportunidad de conversión, de comenzar de nuevo. Señor danos un corazón misericordioso, que nuestro amor a Ti se manifieste en el amor al prójimo, sin que nadie quede fuera de ese amor.

Que así Tú nos lo concedas.

 (Música, Mandamiento del amor, Dumas y Mary )

Hermanos oremos fervientemente a Dios Padre Todopoderoso, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Digámosle todos con fervor, Te rogamos Señor.

Por la Santa Iglesia, para que la conserve y proteja con su amor. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.

Por los pueblos de toda la tierra, para que conserve en ellos la paz.  Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.

Por todos los que están angustiados con diferentes necesidades, para que les dé ayuda y remedio. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.

Por nosotros mismos y nuestras comunidades, para que se digne aceptarnos como una ofrenda agradable y nos ayude a vivir con intensidad y alegría este Año Jubilar. Roguemos al Señor. Te rogamos Señor.

Señor, refugio y fortaleza nuestra, escucha benignamente las oraciones de tu Iglesia y concédenos con abundancia, lo que te hemos pedido con fe. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ahora hermanos oremos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.

Padrenuestro que estás en el cielo
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase su voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
Como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Hermanos que tengan todos, un feliz domingo, que lo puedan disfrutar a plenitud en familia, con los amigos, de manera particular con aquellos que están quizás más solos porque están lejos de su familia, y necesitan ese calor familiar. Aprovéchenlo.

Y que la bendición de Dios todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre todos ustedes y los acompañe siempre. Amén.

No quiero terminar sin felicitar, ya pasó, pero no quiero que siga pasando, a nuestros hermanos claretianos y claretianas por la fecha de su Santo Fundador, para que el Señor los bendiga y sigan manteniendo encendida ese espíritu misionero incansable de San Antonio María Claret.

Les ha hablado el padre Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guion, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección General, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung.
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo…Irradia…

(Música, Dame tus ojos, Marcela Gandara)

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