Irradia, emisión del 4 de junio de 2023

Irradia, emisión del 4 de junio de 2023

Irradia, emisión del 4 de junio de 2023
Transmitido CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Solemnidad de la Santísima Trinidad

 “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna” Juan 3, 16

 (Música,  Oh Santa Trinidad, Dumas y Mary)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.
Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.
Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.
Irradia está contigo, irradiando la fe.

(Música,  Oh Santa Trinidad, Dumas y Mary)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la Santa Basílica Iglesia Metropolitana Catedral de Santiago de Cuba.

Bendito sea Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, porque ha tenido misericordia con nosotros. Dios Padre, que al enviar al mundo la Palabra de verdad y el Espíritu santificador, revelaste a todos los hombres tu misterio admirable, concédenos que profesando la fe verdadera, reconozcamos la Gloria de la eterna Trinidad, y adoremos la unidad de su majestad omnipotente. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, aquí con mucha agua pero siempre felices y contentos de poder compartir con ustedes esta mañana de domingo, compartir la Palabra de Dios; y compartirla en esta Fiesta de la Santísima Trinidad. Queremos comenzar saludando y  felicitando a la comunidad de la Santísima Trinidad de Santiago de Cuba que está celebrando su fiesta patronal.

Siguiendo a Moisés en la primera lectura, vamos a encontrarnos con el Dios Altísimo que es también el Dios comprensivo y misericordioso. Tan inmensa es la misericordia de Dios, que entregó a su Hijo Único por amor al mundo, así nos lo dice el evangelio. Y el Hijo de Dios hecho hombre, nos envió a su vez el Espíritu Santo. De esta manera nos encontramos frente a la Santísima Trinidad, al contemplar en nuestro interior la gracia del Hijo, nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo, como lo dice san Pablo en la segunda lectura.

El evangelio de hoy está tomado del evangelista san Juan, capítulo 3, versículos del 16 al 18.

(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 3, 16-18)

Yo sigo desempolvando, y sigo leyendo números de varios años atrás, este del 2000, exactamente de octubre-noviembre del 2000 de Iglesia en Marcha. Encontré un artículo que escribí sobre la Virgen y la Santísima Trinidad; y me dije por qué no voy a compartirlo. Acabamos el mes de mayo, el mes de las flores, el mes de las madres, y el mes de María, el mes de la Virgen que es esa flor sin espinas, esa madre que Jesús desde la cruz quiso dejarnos a todos, y que nos aceptó, nos acogió. Y desde entonces nos ha acompañado a lo largo y a lo ancho de la historia de la iglesia.

Por eso son las apariciones de la Virgen. No para asumir un protagonismo que se sabe que es de su Hijo Jesucristo, sino para recordarnos que está ahí, que no nos olvida, que nos acompaña. Como las madres, que silenciosamente están siempre ahí cuando las necesitamos, sin decirlo, sentimos su mano sobre nuestra frente para consolarnos, para animarnos, para alentarnos. Entonces, el artículo trataba precisamente de la relación de la Virgen y la Santísima Trinidad.

¿Cómo es esa relación? En primer lugar es una relación de hija y Padre. La Virgen es la hija predilecta del Padre, escogida por Él desde siempre para ser la madre de su único Hijo y Redentor nuestro Jesucristo. De tal manera escogida que fue preservada del pecado original, por eso la llamamos la Inmaculada.

Es también una relación de madre e hijo. María es la Madre del Hijo de Dios que tomó carne en sus purísimas entrañas. Por eso, con toda razón, el Concilio de Éfeso en el ya lejano año 431 después de Cristo la llamará Madre de Dios. Ella es la llena de gracia sobre la cual descendió la sombra del Altísimo, tal como lo prometió el Ángel de la Anunciación, y así el que de ella nació sería llamado Hijo de Dios. María, la esclava del Señor, a quien todas las generaciones llamarán bienaventurada, y felicitarán porque: el Poderoso ha hecho obras grandes por ella. (Lucas 1, 46-55)

Con el Espíritu Santo es una relación nupcial. Esposa del Espíritu Santo la llamaban los antiguos para significar que fue por obra del Espíritu y no de varón, la encarnación de Jesús. Pero también se le ha llamado Templo y Sagrario del Espíritu Santo pues Ella siempre estuvo abierta a la acción del Espíritu y se dejó guiar por Él.

La relación de la Virgen con la Santísima Trinidad nos enseña como es nuestra propia relación con la Trinidad Santa, algo en lo que no pensamos con mucha frecuencia.

Somos hijos de Dios en el Hijo. San Juan en su primera carta nos dirá: que no sólo nos llamamos hijos de Dios sino que lo somos (1 Jn 3,1).

Somos hermanos de Cristo quien nos enseñó a llamar a Dios Padre: ustedes, pues, recen así: Padre nuestro… (Mt 6, 9).

Somos Templo del Espíritu Santo quien por el bautismo viene a habitar en nosotros: Conviértanse y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de sus pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo (Hch 2, 38).

Hijos, hermanos, templos, ésa es nuestra relación con la Santísima Trinidad y como hijos, hermanos y templos, debemos comportarnos en nuestra vida diaria y así ser testigos de Dios, que es Uno y Trino, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, en medio de nuestros hermanos llamados ellos también, a ser templos, hermanos e hijos.

Queridos amigos, queridas amigas, aunque aún queda mucho por decir, lo poco que se ha dicho debe quedar bien claro, y no como la opinión de quien les escribe, de quien les habla que puede ser discutible, sino como enseñanza de la Iglesia. Si quieren profundizar más, les sugiero consultar el Catecismo de la Iglesia Católica, seguro que en sus parroquias debe haber un ejemplar, en las bibliotecas de sus parroquias. Tendrán información de primera mano sobre la Virgen y pero también tendrán información de primera mano sobre la Santísima Trinidad, esa comunidad de Amor, Dios que no ha querido vivir solo.

Un solo Dios, pero tres personas. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Padre y el Hijo en ese amor profundo que se desborda en el Espíritu Santo que se derrama sobre todos y cada uno de nosotros. Una comunidad de amor que nos invita a vivir a nosotros en comunidad de amor. Por eso quiso que cuando la segunda persona de la Santísima Trinidad se hizo hombre, viviera en una familia, que es la primera comunidad de amor, que es la comunidad donde se aprende a amar generosamente, desinteresadamente, en que aprendemos a darnos los unos a los otros por encima de cualquier otra cosa, una relación que nunca se debe romper y que tanto se debe cuidar.

Esa comunidad de amor que estamos llamados a vivir en nuestros barrios, con nuestros vecinos, rescatando aquella frase que decía tu hermano, tu vecino más cercano. No podemos dejar que se pierda, no podemos dejar que sea historia antigua. Esa es nuestra segunda comunidad de amor, después de la familia natural. La sociedad en la que vivimos, esa tercera comunidad de amor, la sociedad en la que vivimos tiene que ser una comunidad de hermanos, para poder edificar, para poder construir, para poder cambiar, para poder avanzar, para poder superar las dificultades.

Y la comunidad cristiana, que no por ser la cuarta comunidad de amor es la menos importante. Si en el hogar aprendemos a amar, en la comunidad cristiana aprendemos cómo es el amor de Dios para con nosotros, y como nosotros tenemos que ser testigos de ese amor de Dios en medio de este mundo y en cualquier circunstancia.

La Virgen abrió su corazón al amor de Dios, por eso pudo concebir primero en su corazón la Palabra de Dios, y después concebirla en su vientre y dárnosla, compartírnosla. Por eso es puente, el puente a través del cual Dios quiso unirse a nosotros, el puente a través del cual nosotros también nos unimos con Dios. Por eso decían los antiguos y a veces lo olvidamos, a Jesús por María. Porque el Señor, porque Dios quiso que fuera así. Bendita tú entre las mujeres le dirá Isabel en la Visitación, la fiesta que celebramos el miércoles pasado. Bendita tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Ángel se cumplirá. Alégrate llena de gracia, le dice el ángel Gabriel. ¿A cuántos se le ha dicho en las Sagradas Escrituras Alégrate llena de gracia? Bienaventurada me llamarán las futuras generaciones, en el Magnificat lo dice la Virgen. ¿Por orgullo? No, porque es la realidad. Porque cómo no vamos a recordar a aquella en quien tomó carne y sangre el Hijo de Dios.

Celebramos hoy la Fiesta de la  Santísima Trinidad. Pidamos que así como la Virgen vivió esta profunda relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, también nosotros seamos capaces de vivir esa profunda relación, y esforzarnos por vivir esa comunidad de amor a la que estamos llamados para ser testigos de Dios que es amor en medio de este mundo, de nuestra familia, de nuestros vecinos, de la sociedad en la que vivimos, en nuestra comunidad.

Que así el Señor nos lo conceda.

(Música, Credo, DR Misa de la Esperanza)

Renovemos hermanos nuestra profesión de fe, en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, pero sobre todo pidiéndole al Señor que nos ayude a vivir siempre conforme a esa fe que profesamos, para dar testimonio del Señor.

¿Creen en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? R/ Sí creo.

¿Creen en Jesucristo su Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó, y estás entado a la derecha del Padre? R/ Sí creo.

¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los Santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? R/ Sí creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de Iglesia que nos gloriamos de profesar, en Cristo Jesús, nuestro Señor. R/ Amén.

Ahora presentemos confiados nuestras súplicas a Dios nuestro Padre.

Por la Iglesia, para que seamos como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, una comunidad de amor, y podamos así dar testimonio de ese amor de Dios en medio de este mundo. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los que sufren y se desesperan ante las dificultades de la vida, para que puedan encontrar en Cristo, consuelo, fortaleza y esperanza, y en los cristianos manos dispuestas para tenderse para ayudarlos. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por el P. Eliosbel y por el P. Adrián, para que el Señor les de una pronta recuperación. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por todos los difuntos, particularmente por aquellos a quienes nadie recuerda, en este momento también por nuestra hermana Onelia que algunos conocen y que falleció recientemente, para que el Señor les conceda el eterno descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Y los unos por los otros, para que podamos dondequiera que estemos ser siempre forjadores de comunidades de amor, en nuestros hogares, en nuestro barrio, en la sociedad en la que vivimos, en nuestras comunidades, y así poder llevar el amor de Cristo a todos.  Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Escucha Padre Santo estas súplicas y aquellas que han quedado en nuestros corazones pero que Tú conoces. Te las presentamos por tu Hijo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oremos hermanos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó.

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén

Hermanos, que tengan todos un feliz domingo, y que lo aprovechen para pasarlo en familia, en esa comunidad de amor que es la familia. Durante la semana es difícil encontrarse, compartir, pues entonces, aprovechen el domingo para eso, para compartir las alegría, tristezas por qué no, también, para compartir nuestras esperanzas, los planes, lo que ha salido bien, lo que pensamos que salga mejor… Y recuerden aquellos que quizás están solos, están solos porque están lejos de su familia por cualquier razón, están solos porque su familia está lejos de ellos también por cualquier razón, para acogerlos, que sientan ese calor familiar, para que sientan ese amor que tanto necesitamos todos.

Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos nosotros  y nos  acompañe siempre. Amén.

Les ha hablado el padre Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba. Hasta la próxima.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.
Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.
Dirección general, María Caridad López Campistrous.
Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung
Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo. Irradia…

(Música, Gloria a la Santísima Trinidad, Juan Montero & Nuevo Trigo)

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