Irradia

Transmitido por RCJ y CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Vigésimo Noveno domingo del Tiempo Ordinario
16 de octubre de 2022

 Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?” Lucas 18, 8

 (Música, El juez y la viuda, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, El juez y la viuda, Javier Brú)

En esta mañana nos acompaña el P. Rafael Ángel López Silvero, párroco de la SBIM Catedral de Santiago de Cuba 

Te invoco Dios mío por Tú me respondes, inclina tu oído y escucha mis palabras, cuídame Señor como a la niña de tus ojos y cúbreme bajo la sombra de tus alas. Dios todo poderoso y Eterno, has que nuestra voluntad sea siempre dócil a la tuya, y que te sirvamos con un corazón sincero. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

Buenos días buenas tardes, buenas noches, dondequiera que se encuentren una alegría y un gozo poder compartir este rato de domingo, compartir con ustedes la Palabra de Dios, que nos ilumina, que nos fortalece, que nos guía. El domingo para darle gracias al Señor por la semana que termina, el domingo para pedirle al Señor fuerzas para comenzar la semana y comenzarla reflexionando, meditando, orando con la Palabra de Dios que nos propone la liturgia de este Vigésimo Noveno domingo del Tiempo Ordinario.

En la primera lectura vemos como la oración perseverante de Moisés obtiene la victoria para su pueblo Israel. Éxodo, capítulo 17, versículos del 8 al 13. De modo semejante Jesús nos recomienda en el Evangelio que oremos con insistencia, con perseverancia, sobre todo sin desanimarnos, pero también conviene que pongamos atención en la pregunta que formula con una especie de anuncio, algo que tenemos que preguntarnos todos. Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿creen ustedes que encontrará fe sobre la tierra?

En la segunda lectura, San Pablo manda a Timoteo que alimente su fe, y que la alimente con la lectura de la Sagrada Escritura, de la Palabra de Dios, y sobre todo, que no cese en la proclamación de esta palabra a tiempo y a destiempo, gastándose y desgastándose.

El evangelio de hoy está tomado del evangelista san Lucas, capítulo 18, versículos del 1 al 8.

(Lectura del evangelio de San Lucas, capítulo 17, 11 al 19)

Las lecturas de hoy nos hablan, en primer lugar, de la oración. En la primera lectura del Éxodo, Moisés sostiene a Josué que se enfrenta a los enemigos del pueblo de Israel, a los amalecitas, con muchas menos fuerzas. Pero Moisés desde lo alto del monte lo sostiene con su oración, mientras Moisés ora con los brazos e alto, Josué vence; cuando Moisés se cansa y baja los brazos, entonces vencen los amalecitas. Por eso los que acompañan a Moisés, Aarón su hermano, y Jur, sostienen Moisés, le mantienen los brazos en alto, hasta que al fin Josué puede vencer a los enemigos del pueblo de Israel.

No basta orar, hay que orar con perseverancia. A pesar de las dificultades, a pesar del cansancio, hay que orar con perseverancia y sobre todo, dejarnos ayudar en el camino de la oración. Por eso es tan importante la vida de la comunidad. El Señor nos dejó para vivir nuestra fe en la iglesia. La fe es personal, uno da el paso adelante, pero se vive en comunidad. ¿Por qué? Porque nos ayudamos los unos a los otros en medio de las alegrías para compartirlas, pero también en medio de las dificultades para seguir adelante, para perseverar. En la oración igual, cuando nos cansamos, cuando nos desalentamos los hermanos que están a nuestro lado nos ayudan a seguir adelante; también nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos a perseverar en la oración.

El Señor Jesús en el evangelio de san Lucas nos habla de lo mismo, y para eso utiliza una parábola. La parábola de esta viuda que tenía un negocio, un problema, una dificultad; y había un juez que debía resolver y no resolvía, y nos dice que este juez no temía ni a Dios ni a los hombres. Y no quería resolverle a la viuda. Pero la viuda no se cansaba de ir cada día, para exigirle, para pedirle, para cuestionarlo. Hasta que este hombre dijo bueno voy a resolverle a esta viuda, no le temo ni a Dios ni a los hombres, pero por quitármela de arriba porque si no nunca… y entonces, la perseverancia en la oración.

Jesús hace una pregunta, lo decíamos en la introducción. Cuando el Hijo del Hombre venga a este mundo, ¿creen que encontrará fe sobre la tierra? Porque para perseverar en la oración hace falta la comunidad, nuestros hermanos que nos ayuden cuando decaemos, cuando nos cansamos. Hace falta para perseverar en la oración tener una fe confiada en el Señor, creer que el Señor siempre nos escucha, creer que el Señor

creer que el Señor siempre nos responde, y confiar en que el Señor siempre nos da aquello que más nos conviene.

Nosotros pedimos, pero tenemos que pedir como Jesús en el huerto de los olivos, Padre si es posible que pase de mí este caliz, Padre si es posible que Tú e des esto que yo pienso que necesito, Padre si es posible resuelveme esta situación familiar, social, pero no se haga mi voluntad sino la tuya. El Señor sabe exactamente lo que nos conviene, cuando nos conviene. El Señor siempre responde, no responde ni antes ni después, responde en el momento preciso y nos da precisamente aquello que realmente necesitamos, no siempre lo que pedimos, pero sí siempre lo que nos conviene.

Sino tenemos esa fe cong¡fiada, la fe de que el Señor puede y quiere, la fe e que el Señor siempre nos va a  responder, que no es indiferente a mis necesidades, a mis sufrimientos, a lo que le pido. Sino tengo esa fe que sé que el señor va a responder en el momento preciso, entonces no soy capaz de perseverar en la oración, ni aunque la comunidad me sostenga. Sino tengo una fe confiada me desalentaré, cuando no vea la respuesta inmediata me echaré a un lado, o busacré otros caminos como a veces hacemos; buscamos a aquellos que nos dicen si haces esto o lo de más aquí o de más allá, el Señor te va a dar lo tú pides, vas a conseguir lo que tú quieres. Pensando que podremos manipular a Dios, haciendo que haga nuestra voluntad, y no nosotros la voluntad de Dios. Así no funciona, porque nosotros sí no sabemos lo que más nos conviene.

Entonces hermanos míos, el Señor nos habla de la perseverancia, pero también tenemos que alimentar la oración. ¿Y cómo alimentamos la oración? Como le decía san Pablo en su carta a Timoteo, en a lectura en la meditación de la Palabra de Dios. Toda la Sagrada Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar, para reprender, para corregir, y para educar en la virtud, a fin de que el hombre sea perfecto y esté perfectamente preparado para toda obra buena. Tenemos que enriquecernos con la lectura, con la oración de la Sagrada Escritura.

Estamos en el mes de la Biblia, tenemos que recurrir a ella. A veces las tenemos en nuestra casa, y no tenemos una, tenemos dos, tenemos tres de distintas ediciones, de distintas traduccione sy sin embargo no las leemos… es que no tengo tiempo. Pero para otras cosas si tengo tiempo.

¿Cómo vamos a encontrar fuerzas sino la buscamos donde podemos encontrarla? Y la podemos encontrar en la Palabra de Dios. ¿Cómo vamos a encontrar fuerzas para poder perseverar en la oración? ¿Cómo vamos a poder encontrar fuerzas para enriquecer nuestra fe confiada en el Señor sino buscamos en la fuente que es la Palabra de Dios, donde Dios se nos revela, donde Dios se nos da a conocer, donde Dios nos manifiesta su amor, donde Dios nos señala el camino? ¿Porqué Él nos necesita? No, y lo repito siempre y lo volveré a repetir. Dios no nos neecsita, es suficiente en sí mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nosotros necesitamos de Él, y tanto nos ama que por eso nos impulsa, nos llama para que vayamos por su camino, porque sabe que es el único camino en el que podemos encontrar lo que buscamos, la felicidad de este mundo, la fuerza para poder hacer de este mundo un mundo mejor, para cabiar la realidad.

Entonces hermanos míos pidámoslo así, Señor que sepamos descubrir la fuerza de la ración. Señor que tengamos esa fe confiada para que podamos perseverar en la oración y alcanzar aquello que más nos conviene, que tengamos esa fe que espera siempre. No con los brazos cruzados, peroespera y confía en que Tú nos darás las fuerza y nos señalarás el camino, que iremos descubriendo poco a poco por donde ir, para que cuando Tú regreses a este mundo el último día, encuentres esa fe confiada en nosotros.

Que así el Señor nos lo conceda.

(Música, Si me preguntaras, Jon Carlo)

Ahora hermanos, renovemos nuestra profesión de fe, pidiéndole al Señor que nos ayude a vivir  conforme a la fe que profesamos, y que esta fe sea una fe confiada.

¿Creen en Dios Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra? R/ Sí creo.

¿Creen en Jesucristo su Hijo nuestro Señor, que nació de Santa María Virgen, padeció, murió, resucitó, y estás entado a la derecha del Padre? R/ Sí creo.

¿Creen en el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia Católica, en la comunión de los Santos, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y en la vida eterna? R/ Sí creo.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de Iglesia que nos gloriamos de profesar, en Cristo Jesús, nuestro Señor. R/ Amén.

Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús nuestro Señor. R/ Amén.

Y ahora hermanos, presentemos confiados nuestras súplicas y peticiones al Señor, sabiendo que Él siempre nos escucha, que Él siempre nos responde, que no siempre nos da lo que pidamos, pero siempre nos da lo que más nos conviene en el momento preciso.

Pidamos por la Iglesia, para que con esa fe confiada en el Señor demos testimonio de él, anunciemos su palabra en medio de este mundo que tanto la necesita. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que sufren y se desesperan ante las dificultades que encuentran cada día en su vida, para que puedan encontrar en Cristo también consuelo, fortaleza y esperanza. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Pidamos por las vocaciones sacerdotales y religiosas, para que el Señor nos conceda jóvenes y muchachas dispuestos a responder a su llamada para servirlo en los hermanos, particularmente en los más necesitados.  Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Por todos los difuntos, especialmente por aquellos que nadie recuerda en su oración, para que perdonadas sus faltas el Señor los acoja en su descanso. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

Los unos por los otros, para que el Señor aumente nuestra fe confiada en ÉL. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

 Escucha Padre Santo, estas súplicas y aquellas que quedan en nuestros corazones pero que Tú conoces, te las presentamos por Jesucristo, tu Hijo nuestro Señor.  Amén

Ahora hermanos, oremos con la oración que el mismo Señor Jesús nos enseñó, la oración del Padrenuestro, en al que le pedimos lo humano y lo divino. Porque el Señor quiere que le pidamos, que confiemos en Él, y nos pongamos en sus manos.

Padrenuestro que estás en el cielo

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

Y líbranos del mal. Amén

Hermanos que tengan todos, un feliz domingo. Que lo disfruten junto a sus familias, no se olviden de eso. Durante la semana a veces nos cuesta reunirnos en familia, el mundo moderno es así, pero el domingo aprovéchenlo, para reunirse con su familia, para compartir con ellos, para disfrutar con ellos, para decirles sus alegrías, sus tristezas, sus esperanzas, lo que quieren hacer… También con sus amigos, con todos sus amigos, pero tengan en cuenta aquellos amigos que a veces están solos, que tienen a sus familias lejos, que ellos están lejos de sus familias y necesitan. Acojámoslos, que sintamos que también somos su familia.

Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre todos ustedes,, y los acompañe siempre. Amén. 

Les ha habla el padre Rafael Ángel, de la Catedral de Santiago de Cuba, siempre una alegría y un gozo poder compartir con ustedes. Hasta la próxima.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.

Dirección general, María Caridad López Campistrous.

Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung

Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo

Irradia…

(Música, La puerta de la Fe, Luna Eikar)

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