Irradia

Irradia

Transmitido por RCJ y CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Vigésimo Quinto domingo del Tiempo Ordinario

 

No pueden servir a Dios y al dinero” Lucas 16, 13

 (Música, Dios y dinero, Javier Brú)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Dios y dinero, Javier Brú)

Nuestro invitado nos ayudará a reflexionar sobre el Evangelio de hoy.

Buenos días, queridos hermanos y hermanas, qué gusto en saludarlos. Hoy 18 de septiembre celebraremos litúrgicamente el Domingo Veinticinco del Tiempo Ordinario. Soy el P. Josbel Lazo, párroco de la parroquia misionera San José Obrero y compartiré con ustedes la reflexión del evangelio de hoy.

Iniciemos este rato de oración, invocando la presencia de Dios.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. 

 Escucharemos a continuación el Santo Evangelio de San Lucas, capítulo 16, versículos del 1 al 13.

(Lectura del evangelio de San Lucas, capítulo 16, 1-13)

Las lecturas de este domingo son una llamada de atención a nuestra conciencia para que aprendamos, a poner tanto al dinero como los bienes materiales en su justo lugar, y que sepamos hacer uso de ellos adecuadamente.

El evangelio de este domingo que acabamos de escuchar nos presenta la parábola del administrador infiel, que sólo aparece en el evangelio de San Lucas. Nos dice que un hombre rico tenía un administrador que se aprovechaba de su oficio para robar, este no era el dueño, pero se comportaba como tal. Se creía el amo, se creía el dueño de todas las posesiones.

Esta parábola viene a iluminar nuestro ser y nuestro quehacer de hijos de Dios en medio del mundo. Podemos ser en medio del mundo fieles administradores de Dios, o podemos ser infieles administradores, pero el evangelio nos da una lección. Tenemos que saber que el amo y el dueño de todo lo que tenemos es Dios, entonces seremos buenos administradores. Cuando nos posesionamos de todo lo que tenemos y desplazamos a Dios, actuamos como aquel administrador infiel que nos habla la parábola.

Los bienes materiales son realidades buenas que nos ayudan a vivir dignamente, y son buenos porque han salido de las manos de Dios. Estos bienes materiales no los podemos adorar como si fueran nuestros dioses, como si fueran el centro de nuestra existencia. No estamos en el mundo para adquirir o para ganar cosas, o dinero o fama. Los bienes materiales no son el fin, son el medio.

El evangelio termina diciendo que no podemos servir a Dios y al dinero. Hoy el hombre ha convertido el dinero en un dios, y todo lo demás deja de tener importancia. Por dinero y por personas que no les importa sacrificar su vida y la vida de los demás, y venden drogas, armas, y matan por dinero. Les hago una pregunta, ¿qué seríamos nosotros capaces de hacer por el dinero?

Jesús nos dice que frente al dinero hay que servir a Dios. Este es el resumen de esta parábola, por tanto, les hago una pregunta ¿qué significa servir a Dios? Y responderemos, consiste en pasar la vida haciendo el bien y compartiendo lo que tenemos, lo mucho o lo poco con los que menos tienen. Es abrir el corazón y nuestra existencia a los demás.

Recordemos queridos hermanos, que somos administradores de los bienes que poseemos y que debemos usarlos correctamente y que Dios es el centro y el fundamento y el fin de nuestra existencia. Tenemos que servir a Dios.

(Música, Tú promulgaste tus mandamientos, Dumas y Mary)

Impulsados por el Espíritu Santo y unidos a Jesucristo, vamos a presentar al Señor nuestra oración confiada. A cada oración responderemos, Te lo pedimos Señor.

Vamos a orar por todos los que formamos la iglesia, para que seamos fieles a la misión que Jesús nos encomendó. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Por los enfermos, por los ancianos, por los que se encuentran solos, para que los respetemos y los valoremos como hacía Jesús. Oremos. Te lo pedimos Señor. 

Por las familias, por nuestras familias, para que sean santuarios de la vida y escuelas de humanidad y de fe. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Por todos los que sufren algún mal, para que en ese momento de dificultad experimenten que el Señor les brinda su amor y consolación. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Finalmente oremos por todos los que compartimos este momento la Palabra de Dios, para que sepamos amarnos como Dios nos ama. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Ahora e en silencio presentemos al Señor nuestras oraciones, nuestras plegarias, aquellas necesidades más profundas que traemos y que nuestro corazón necesita presentárselas al Señor.

Padre lleno de bondad que por el amor que nos tienes enviaste a tu Hijo para salvarnos, recibe nuestras súplicas, estas súplicas que te hemos presentado y que la acción del Espíritu Santo en nosotros las convierta en realidad. Por Jesucristo nuestro Señor. 

Amén

(Música, Eres Tú, Christine D´Clario) 

Recemos juntos la oración que Jesús nos enseñó.

Padrenuestro que estás en el cielo

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

Y líbranos del mal.

Amén

No nos olvidemos de María, nuestra Madre, nuestra Reina y Patrona, a ella encomendamos nuestras vidas, las vidas de nuestras familias. Las vidas de los seres que queremos y amamos, le presentamos todas nuestras necesidades. Recemos juntos el Ave María.

Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo.

Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores,

ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén

Virgen de la Caridad. Ruega por nosotros.

Virgen de la Caridad. Ruega por nosotros.

Virgen de la Caridad. Ruega por nosotros.

Vamos a recibir la bendición de Dios.

Que el Señor les bendiga y les guarde hoy y siempre, en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Que la bendición que acabamos de recibir nos obtenga la fuerza de lo alto para poder ser verdaderos servidores de nuestros hermanos. Feliz semana, feliz domingo día del Señor. Hasta el próximo domingo.

Se despide de ustedes con gran cariño, el P. Josbel Lazo Cordero, párroco de la parroquia misionera San José Obrero.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.

Dirección general, María Caridad López Campistrous.

Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung

Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo

Irradia…

(Música, Tu palabra, Esther de la Hoz)

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