Irradia

12 de junio de 2022
Transmitido por RCJ y CMKC, Emisora Provincial de Santiago de Cuba
Programa Radial de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba
Solemnidad de la Santísima Trinidad

Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra” Salmo 8

 (Música, Oh Santa Trinidad, Dumas y Mary)

Para llegar a ti como una bendición, para abrir tus alas al amor de Dios.

Irradia. Un proyecto de la Oficina de Comunicación de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Saludos a todos los que nos acompañan en este día en que venimos a compartir la fe con nuestra comunidad.

Bienvenidos a este encuentro fraternal con la iglesia toda, como cuerpo místico de Jesús.

Irradia está contigo, irradiando la fe.

 (Música, Oh Santa Trinidad, Dumas y Mary)

 Para la reflexión de hoy nos acompaña el P. Juan Elizalde, párroco de Santa Teresita

Muy buenos días para todos los radioescuchas. Con mucha alegría vamos a participar de esta reflexión, en el marco de la Solemnidad de la Santísima Trinidad. A la Santísima Trinidad la invocamos, la evocamos, al levantarnos en la mañana, cuando salimos de la casa, cuando nos sentamos para comer, siempre que hacemos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, le invocamos y la evocamos. Soy el P. Juan Elizalde, y esta Fiesta de la Santísima Trinidad es de mucho gusto para mi compartir, rezar y reflexionar con todos ustedes.

(Lectura del evangelio de San Juan, capítulo 16, 12-15)

Después de haber escuchado el evangelio de este día, pues el celebrar la solemnidad de la Santísima Trinidad, es una fiesta muy especial en honor a DIOS. El homenaje a la UNIDAD de tres personas que, siendo distintas, dejan al descubierto nuestra dispersión, la ruptura del mundo y de las cosas, del ser humano y de las estructuras sociales. Las rupturas que hay entre nosotros es lo contrario a la Santísima Trinidad. Y, ¿cuál es el secreto y el encanto de la Santísima Trinidad? Evidentemente, lo que mantiene a las tres personas divinas unidas como un solo Dios, ¡es el amor!

Con Jesús, en este día, remontamos hacia las alturas y contemplamos con el Resucitado, los tres anillos fundidos en oro de la misma naturaleza y con los mismos quilates:  PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO. ¿Cómo puede Jesús dirigirse a DIOS si Él es DIOS”? Es una buena pregunta para una sencilla respuesta: Jesús nos enseña a optar por Él, pero como camino hacia el Padre.

Él nos lo ha dicho. “el que me ve a Mí ve al Padre, el Padre y yo somos Uno”. Jesús no pretende que nos quedemos exclusivamente en ÉI.  Él nos invita, nos empuja, nos orienta, para que nos adentremos en el misterio: que es el origen de todo.

Una tercera pregunta sería, ¿A dónde nos lleva el Misterio de la Santísima Trinidad? La Santísima Trinidad nos enseña que DIOS es familia y que, nosotros, formamos parte de ella, aunque no lleguemos a comprender ni entender todo el misterio y la riqueza que encierra. Dios es AMOR, dirá san Juan, y, nosotros, participamos de esa fusión única y maravillosa que existe entre las tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios es Comunión y, nosotros, la contemplamos esta comunión, y la recibimos cuando participamos en la misa, comulgamos, la vivimos y la experimentamos, la añoramos y la necesitamos ante la división, la fragmentación existente en nuestro entorno, en las muestras de nuestros afectos, en nuestras luchas, proyectos y fatigas, en la familia y también en la sociedad. Dios es ÚNICO y, nosotros, le damos gloria y alabanza porque nuestra FE nos dice que en Él está puesta nuestra esperanza, nuestro ser iglesia, nuestro ser familia, pueblo de Dios. Nuestra vida cristiana que ha de ser siempre trinitaria, una vida centrada en la comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¿Qué tiene para nosotros la Santísima Trinidad?

En la Trinidad de Dios, en las tres personas divinas, de ellas brota el amor y el amor siempre produce abundancia de frutos.  En nosotros, cuando acampa el egoísmo, nuestra vida sólo produce esterilidad. En la Trinidad nace y se REVELA el amor que se hace servicio, alegría, esperanza, gozo pleno. En nuestro entorno tenemos los medios de comunicación, la vida de un matrimonio, en la sociedad… que puede confundir el amor con el placer, y con el poder no con el servicio. Se compra muchas veces el simple placer olvidándonos y quitándole la esencia al amor.

En la Santísima Trinidad, Jesús, nos presenta el rostro, el número, la identidad, la grandeza, el apellido de su familia invitándonos a dar razón y testimonio de ella. Por eso nos dice ¡Vayan POR EL TODO EL MUNDO, y prediquen el Evangelio!

Como cristianos, que participamos de esa comunión de las tres personas divinas, estamos llamados a dar a conocer la buena fama y el carácter de esta gran familia que es la Santísima Trinidad. Quien se acerca hasta ella, siempre tiene ganas de volver de nuevo. Encontrar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.

(Música, En esto reo, DR)

Vamos todos juntos a unirnos, en esa comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, presentándole a ese solo Dios, nuestras suplicas, nuestras necesidades.

Vamos a empezar pidiendo por la Iglesia, para que la Santísima Trinidad la llene de su sabiduría y la mantenga en la comunión de vida y de amor que es la Trinidad de Dios. Oremos. Te lo pedimos Señor. 

Para que la Santísima Trinidad inspire a los gobernantes de todas las naciones, decisiones que conduzcan a la formación de los valores y el respeto, el aprecio a la familia. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Para que sean abundantes los frutos del caminar juntos, en cada una de nuestras familias y comunidades cristianas. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Para que aumenten las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, al diaconado permanente y al laicado comprometido con la justicia, la misericordia, la búsqueda del bien común y el amor en la sociedad. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Para que   los   que   sufren en el   cuerpo o   en el   espíritu, encuentren el amor del Padre, la misericordia de su Hijo Jesucristo y la sanación del Espíritu Santo. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Finalmente vamos a pedir por todos nosotros, por todos los que estamos conectados en esta reflexión mediante la radio o internet, pero también a todas aquellas personas que llevamos en la mente y en el corazón. Para que todos vivamos como hijos de Dios, discípulos de Cristo y templos del Espíritu Santo. Oremos. Te lo pedimos Señor.

Acoge Padre bueno estas súplicas que nosotros tus hijos te presentamos, a Ti que vives y reinas en comunión con el Hijo y con el Espíritu Santo. Amén. 

(Música, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Débora García)

Todos juntos levantamos nuestra voz y el corazón a Dios, diciéndole como sus hijos.

Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo.

Danos hoy el pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

Como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en la tentación,

Y líbranos del mal.

Amén

 Gracias a Dios, gracias a la Santísima Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, hemos podido compartir la oración, la reflexión, la escucha atenta dela Palabra y guardar en nuestro corazón aquello que Dios quiere decirnos a cada uno en particular. Le damos gracias a Él en este momento, siempre encontraremos razones para descubrir el amor de Dios en nuestra vida y agradecérselo.

Ahora vamos a recibir la bendición. La bendición la Iglesia nos la da y nosotros se la damos a otras personas, pidiéndosela a Dios, invocando a las tres personas divinas, aun solo Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Abrimos nuestro corazón, le presentamos al Señor nuestras familias, también nuestro pueblo, a toda la humanidad. Inclinamos nuestra cabeza, y recibimos la bendición de Dios.

La bendición de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre cada uno de ustedes y les acompañe siempre. Amén.

Con mucho gusto hemos realizado este programa para ustedes desde la Oficina de Medios de Comunicación, de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba.

Guión, grabación, edición y montaje, Erick Guevara Correa.

Dirección general, María Caridad López Campistrous.

Fuimos sus locutores y actores, Maikel Eduardo y Adelaida Pérez Hung

Somos la voz de la Iglesia católica santiaguera que se levanta para estar contigo

Irradia…

(Música, Creo, Athenas)

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