170 años de la llegada de María Antonia París

“El viaje no salió como Claret nos propuso, pero después de tanto esperar y un cúmulo de dificultades y contratiempos, el 22 de febrero de 1852 nos embarcamos, mi compañera y yo, con las tres jóvenes, en el puerto de Barcelona…

Después de grandes peligros y de tener que refugiarnos en las Canarias más de un mes a la espera de reparar la nave…el 3 de mayo salimos de Lanzarote… y desembarcamos en esta de Santiago de Cuba a los 26 de mayo del mismo año de 1852…
La “nueva Rosalía” está entrando en la bahía de Santiago de Cuba…

La mirada ansiosa por recoger toda la belleza del campo y el mar cubano; de las montañas, del castillo del morro… Tanta novedad, sorpresa, preocupación, ansiedad, deseos de llegar, descubrir, conocer… Podemos imaginarnos a María Antonia y compañeras descendiendo del buque, una explosión de color y calor; buscando con la mirada, entre la algarabía de la gente, la descarga, las personas que se agolpan al pie de la escalerilla … quien viene a recibirlas… Saludos, aplausos… y ponerse en camino con su carga interior y exterior por las calles santiagueras hasta llegar al callejón del Carmen… SU NUEVA CASA

El Nuevo Mundo, el lugar donde Dios Nuestro Señor tenia determinado que naciera esta Nueva Orden” Obedeciendo a esta llamada del Señor se habían “embarcado” confiadas en que, quien les había hecho salir de su tierra, les esperaba en esta nueva para construir juntos un servicio educativo evangelizador

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