MES DE LA BIBLIA

LECTURA PERSONAL DEL EVANGELIO DE SAN MATEO
ALGUNAS ORIENTACIONES

Busca el mejor momento del día y el mejor lugar de la casa para leer atentamente un capítulo de este Evangelio.
Hago silencio, exterior e interior. Contemplo al Señor que me quiere, me acoge, me escucha, me habla…

¡!!ESPECIAL ATENCION!!!

En cada capítulo del Evangelio, pongo especial atención y me fijo en:
1. LO QUE DICE JESUS: sus palabras, sus expresiones, su MENSAJE.
2. LO QUE HACE JESUS: sus gestos, sus miradas, sus modos de actuar y comportarse con la gente…, sus sentimientos…
3. LO QUE ME DICE A MI HOY ESTA CAPITULO DEL EVANGELIO: Mensaje para mi vida, para mi situación personal, familiar, laboral, social, económica, en la comunidad…

Y UN PEQUEÑO COMPROMISO para la vida después de la lectura de cada Capítulo del Evangelio de San Mateo.
Y doy gracias al Señor por haber recibido el mensaje de su Palabra.

Evangelio según Mateo
Capítulo 17

La transfiguración

1 Seis días después, Jesús tomó* con Él a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó* aparte a un monte alto. 2Delante de ellos se transfiguró; y Su rostro resplandeció como el sol y Sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. 3En esto, se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Él.
4 Entonces Pedro dijo a Jesús: «Señor, bueno es que estemos aquí; si quieres, haré aquí tres enramadas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías». 5Mientras estaba aún hablando, una nube luminosa los cubrió; y una voz salió de la nube, diciendo: «Este es Mi Hijo amado en quien Yo estoy complacido; óiganlo a Él».
6 Cuando los discípulos oyeron esto, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran temor. 7 Entonces Jesús se les acercó, y tocándolos, dijo: «Levántense y no teman». 8Y cuando alzaron sus ojos no vieron a nadie, sino a Jesús solo.

Elías y Juan el Bautista

9 Mientras descendían del monte, Jesús les ordenó: «No cuenten a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos». 10Los discípulos entonces le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que Elías debe venir primero?». 11Respondió Jesús: «Elías ciertamente viene, y restaurará todas las cosas; 12 pero Yo les digo que Elías ya vino y no lo reconocieron, sino que le hicieron todo lo que quisieron. Así también el Hijo del Hombre va a padecer a manos de ellos». 13Entonces los discípulos entendieron que Él les había hablado de Juan el Bautista.
Jesús sana a un muchacho epiléptico
14 Cuando llegaron a la multitud, se acercó a Jesús un hombre, que arrodillándose delante de Él, dijo: 15«Señor, ten misericordia de mi hijo, porque es epiléptico y sufre terriblemente, porque muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. 16Lo traje a Tus discípulos y ellos no pudieron curarlo». 17Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo acá». 18Jesús lo reprendió y el demonio salió de él, y el muchacho quedó curado desde aquel momento.
19Entonces los discípulos, llegándose a Jesús en privado, dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?». 20Y Él les dijo*: «Por la poca fe de ustedes; porque en verdad les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirán a este monte: “Pásate de aquí allá”, y se pasará; y nada les será imposible. 21Pero esta clase no sale sino con oración y ayuno».
Otra vez Jesús anuncia Su muerte
22 Mientras andaban juntos por Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 23Lo matarán, y al tercer día resucitará». Y ellos se entristecieron mucho.

Pago del impuesto del templo

24 Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas del impuesto del templo y dijeron: «¿No paga su maestro el impuesto del templo?». 25«Sí», contestó* Pedro. Y cuando él llegó a casa, Jesús se le anticipó, diciendo: «¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?». 26«De los extraños», respondió Pedro. «Entonces los hijos están exentos», le dijo Jesús. 27«Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un siclo; tómalo y dáselo por ti y por Mí».

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