Esperanzas de un comienzo

Esperanzas de un comienzo

Por: Aliuska Ponce de León

“Oh Jesús, pastor supremo de las almas (…) permite que nuevos misioneros y misioneras nos acompañen a construir tu reino en nuestra patria”. Es este solo un pequeño fragmento de la oración por las vocaciones sacerdotales y religiosas, que, desde hace ya algún tiempo, al finalizar cada celebración se eleva al Señor en las comunidades de la Parroquia Cristo Rey y, como “al que llama a la puerta se le abre”, los fieles advertimos en la llegada de sacerdotes polacos a esta región de montañas, la respuesta oportuna al insistente pedido.

Así, el pasado domingo 10 de octubre, ante un buen número de fieles de diferentes comunidades de la zona, el arzobispo de Santiago de Cuba Monseñor Dionisio García Ibañez, presidió la misa y entregó la parroquia Cristo Rey a los padres Darío, Gregorio y Adan, llegados de la lejana Europa Central.

La celebración adquirió este día matices especiales cumpliendo con lo establecido por el Código de Derecho Canónico para este tipo de eventos. Además de los ritos y oraciones propios de cualquier celebración eucarística, el significado de algunos gestos de la celebración tales como la entrega de las llaves del templo y del sagrario y también la entrega de la sede, mostraron que el párroco es el principal responsable, ejerce la autoridad en la parroquia y tiene tres misiones fundamentales: enseñar, santificar y regir, pero siempre bajo la autoridad del obispo. También se hizo referencia al sacramento del Bautismo; en esta ocasión el obispo ratificó la misión que tiene el sacerdote de administrarlo como lo manda la Santa Madre Iglesia.

Como el Derecho Canónico establece que se pueden designar a varios sacerdotes para una parroquia, los Padre Darío, Adan y Gregorio fueron nombrados párrocos in solidum (párrocos solidarios), todos con las mismas prerrogativas y funciones, quedando como padre moderador el padre Darío.

También fue despedido el Padre Osmany por todos los fieles con una hermosa actividad en el salón parroquial. Con enorme gratitud se recordaron sus seis años de ministerio en la parroquia, tiempo en que se mantuvo siempre cercano a todos, contagiando sonrisas y esperanzas.

Los nuevos párrocos polacos que a partir de ahora asumirán la responsabilidad al frente de la Parroquia Cristo Rey, han dejado su cultura para venir a una tierra lejana, pero confiamos que ni el idioma o las costumbres de este lado del mundo serán barreras para ellos. El amor a Dios y al Evangelio, que los ha traído hasta acá, multiplicará a través de ellos esas semillas de luz que, a su tiempo, darán abundantes frutos.

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