DIA 5 DE MAYO 2021

DE LA CARTA DEL PAPA JUAN PABLO II A MONS. PEDRO MEURICE POR LA CELEBRACIÓN DE LOS 150 AÑOS DE LA LLEGADA DE SAN ANTONIO CLARET A CUBA

La presente conmemoración es también una ocasión propicia para renovar el sentido eclesial y la “adhesión de mente y corazón al magisterio (Vita consecrata, 46), de lo cual el Santo Arzobispo dio abundantes muestras. Cuando fue llamado por la Iglesia para ir a Cuba, él tenía personalmente otros planes y otros importantes proyectos apostólicos, pero sabía muy bien que el verdadero misionero es, ante todo, un fiel servidor de la Iglesia, a la que ama y a la cual ha de supeditar cualquier otra consideración.

Su misión pasó a ser de presidir la porción del Pueblo de Dios que se le había encomendado, para edificarlos como Iglesia “hasta ser morada de Dios en el Espíritu” (Ef. 2, 22). A ello se dedicó en su cuerpo y alma mediante la creación de parroquias y una esmerada atención al seminario y a la formación de los sacerdotes, con el fin de asegurar un crecimiento constante de la comunidad cristiana. No mermó por ello la inspiración del Espíritu que había recibido, sino que salió fortalecida. Precisamente durante su ministerio apostólico en Cuba, vio cumplirse su sueño de fundar, junto con la Madre Antonia París, las religiosas de María Inmaculada (Misioneras Claretianas)